lunes, 15 de octubre de 2012
John Lennon versus el Che Guevara
jueves, 27 de septiembre de 2012
Carta poema a Mario el Colorado Rabey, 1968
jueves, 20 de septiembre de 2012
ESTOY CANSADO. 45 años después Manifiesto repartido el 21 de Septiembre de 1967 en Plaza San Martín
jueves, 2 de agosto de 2012
Queridos co-tripulantes del Expreso Imaginario:
miércoles, 4 de julio de 2012
LA HUERTA INTERNA
El trabajo con la tierra y la espiritualidad. Unas ideas que escribí hace diez años para la sección sobre agricultura orgánica que hacia en larevista Uno Mismo
lunes, 18 de junio de 2012
La Mano, un proyecto subte en 1966
Abajo va un comentario de cómo el poema radiografía el momento que estaban (estabamos) viviendo los vagabundos planetarios en 1970.
Este poema forma parte de mi nuevo libro "Sin tiempo, sin memoria" ("40 años de poemas 2006-1966").
TODO LO DEMÁS ES SILENCIO (1970)
sonidos y la nueva armonìa comienza"
Rimbaud
Y es necesario decirles que se queden para alimentar el crecimiento del maíz y los pollos, a echar a andar la vida social de las ciudades modernas, a inventar los colores de los que el publico se alimenta, a reforzar la convivencia alrededor de las comunidades de santos, a adivinar los pequeños destinos de los vacacionistas hermosos.
COMENTARIO 2006, especial para www.rock.com.ar:
Pero un día los vagabundos se despiertan comprendiendo todas las ciudades, todos los idiomas.
Vagabundeando libremente, sin ideas previas, aprendiendo de lo que la vida presenta, sin miedo, con una facilidad para aprender idiomas y sobrevivir en lugares desconocidos.
Y galopan por estas tierras heladas o prodigiosas,
Los vagabundos van desde las ciudades frías del mar del Norte y el Báltico (Copenhaguen, Amsterdam, Estocolmo, etc.) hasta la furiosa fertilidad y riqueza del trópico (India, Tailandia, etc) pasando por desiertos y montañas, siempre a dedo, siempre con la gente de la calle.
regalando el éxtasis a los pasajeros apurados y a las jovencitas confusas,
Como en los tiempos de la Cueva, los nuevos vagabundos hacen parar sobre sus pasos a los oficinistas apurados y a las adolescentes de todo el planeta para mostrarles que existen otros mundos, o mejor dicho, otras maneras de mirar el mismo mundo.
manteniéndose continuamente ausentes de la tierra del compromiso y la conversación,
Sin aflojar a los caretas, diriamos hoy, sin hablar estupideces para llenar el vacio..
viajando sin fantasmas hacia un lugar de aire musical y ropas sueltas, donde el tambor gobierna
Viajando sin miedo, sin ideas preconcebidas, entregandose a la aventura hasta llegar a la India, Marruecos, Cusco, donde la música reúne a la gente.
y casi todo lo demás es silencio, poco antes del solsticio de verano.
Y si no estamos celebrando el mundo con música compartida, estamos en silencio, mirando dentro nuestro, sin necesidad de hablar, esperando la estación del estallido de la vida.
Y es necesario decirles que se queden para alimentar el crecimiento del maíz y los pollos,
Y hay que lograr que esos vagabundos se afinquen, echen raices y desarrollen una nueva sociedad, empezando con la vuelta a la tierra, la recuperación de la ceremonias de la siembra y la cosecha, la agricultura ecológica…
a echar a andar la vida social de las ciudades modernas,
Y que se queden en las ciudades para sacarlas de su torpor y su rutina, devolver el afecto y la alegría a las calles…
a inventar los colores de los que el publico se alimenta,
Y que se queden a crear el nuevo cine, el nuevo arte, el alimento para el erpíritu público…
a reforzar la convivencia alrededor de las comunidades de santos,
Y que se queden a liderar la meditación en los monasterios y los centros de yoga, a inspirar a los nuevos médicos y los nuevos arquitectos, a devolver la sacralidad a la vida…
a adivinar los pequeños destinos de los vacacionistas hermosos.
Y todas las personas, incluso los que andan como locos envueltos en el clima de jolgorio de las vacaciones, los turistas que inundan esos lugares de "aire musical y ropas sueltas", forman parte de esta nueva aventura
En casa del guitarrista Skay y la manager Poli, en una calle tranquila de Palermo Viejo, quien responde a las preguntas en un anochecer de primavera es el cantante del grupo, Carlos "Indio" Solari, tan locuaz y certero como siempre.
Parte del concepto de Luzbelito es que hay una serie de mentiras institucionales que tratan de resolver el problema moderno, tratan de convencernos de su versión de la realidad. Nos quieren hacer creer que lo que dicen los medios de comunicación es la realidad, cuando se trata de una ficción. El noticiero inventa la realidad, no la refleja. Estamos sujetos permanentemente al capricho de los poderosos, de los reducidores de cabezas de los medios de comunicación.
Hay que hablar de la realidad como es, como la vivimos, aunque no es necesario escribir siempre en primera persona. Sería muy monótono y muy estúpido. Los personajes que yo pongo en las canciones son partes mías. Para no hablar siempre en primera persona uno hace aparecer estos personajes: Zippo, Luzbelito, el perro Bobi. Pero las miserias del perro Bobi son mías y tuyas. Cuando en el escenario canto esa canción que dice: "Cuanto más alto trepa el monito, así es la vida el culo mas se le ve", me golpeo mi propio culo, porque el monito también soy yo. ¿Cómo poder reconocer la miseria afuera si uno no es también un miserable?
Luzbelito no es algo de afuera, un mal que viene de afuera a atacarnos. Luzbelito es el conjunto de nuestras propias miserias. Está cargado de nuestra psiquis, de nuestros sentimientos, de los dolores de nuestro espíritu.
La función de un tipo que escribe es zambullirse, sumergirse en la vida y desde allí hablar. Si no hubiera habido esta cultura rock que me asaltó a mí, un tipo de clase media, y que me embadurnó de los mejor y lo peor, no podría estar hoy escribiendo canciones.
Y cuando digo una canción sobre el escenario siento que los chicos saben de que estoy hablando. Cuando hago una canción de amor, no es el amor edulcorado de un cantante de baladas, es el amor sujeto a mil bajezas que conocemos todos, un amor sujeto a celos, a engaños. Se trata, todo el tiempo, de reflejar la manera en que uno ha vivido esas pasiones.
Toda esta farsa moderna está basada en nuestra incomprensión de la naturaleza humana, de la condición del hombre. Zippo habla de eso cuando dice: "Somos todos hijos de multivioladores muertos. Los hijos de puta no descansan nunca." Eso es lo que somos todos.
Yo me pregunto: ¿por qué fue potente la cultura rock? Porque hemos estado olfateando en el tacho de basura de la sociedad y hemos visto que no todo era como se lo mostraba. Hemos sido irónicos y escépticos, hemos roto los límites de las reglas de urbanidad de una sociedad. Somos gente tallada por experiencias que nos permiten aceptar los cambios que se vienen sin zozobrar. Sospechamos estos cambios que se vienen desde mucho tiempo antes de que salgan en las revistas de actualidad.
Hoy la sensación es que no queda mucho tiempo. Yo creo que estamos en el umbral de una transferencia cultural muy grande. Estamos casi flotando en el ciberespacio, la biotecnología, esas cosas que van a producir un cambio muy radical en la manera de ver la vida. Esa sensación aparece en nuestro último álbum con ese Luzbelito que aparece en el escenario digital, en una de las estampas.
A nosotros, con la banda, nos ha ido bien. Somos independientes, hemos llegado a grabar como queremos y cuando queremos, hemos logrado una situación privilegiada. Pero estás hablando con alguien que, a pesar de ser un privilegiado, tiene hormigas en el culo, tiene ganas de vivir, de que aparezcan nuevas incógnitas a resolver.
Cuando empezamos con esto, la ambición que teníamos los rockers era encontrar la novedad, enfrentarnos con incógnitas, vernos obligados a mudar de dogmas. Por primera vez estamos nuevamente en esa situación, estamos en pelotas, sin saber lo que vendrá después.
Por un lado, estos cambios pueden producir el final de eso en lo que uno ha estado metido, que es la cultura rock, sin duda el fenómeno más significativo del siglo. El rock, por primera vez, logró una modificación de los prejuicios compartidos por la sociedad, una modificación producida por los jóvenes.
Pero el rock no es más que otro corralito. De hecho, uno de los slogans que teníamos los Redondos hace años decía: "Saltando por encima de los decorados del rock". Hasta los mismos rockers queríamos saltar por encima de una cultura que te limita, que te empieza a describir de tal manera que las sorpresas se acaban. Todo el ajo, todo el sabor que había cuando estábamos arriesgando, probando, experimentando, empezó a desaparecer.
Y ahora de nuevo tenemos esa liberación de estar en el umbral de algo desconocido. Ahora tiene que venir algo diferente.
En esta época de cambios y dudas, en la que uno no sabe que es lo que vendrá, prefiero prestarle oídos a esos chicos que tiene metidas dentro de ellos las noticias del futuro. Uno puede contarles su experiencia, pero ya sabemos que la experiencia es intransferible. Nosotros siempre nos hemos cagado en aquellos que nos vienen a enseñar su experiencia. Seamos sinceros: hoy en día nos seguimos cagando en la fórmula de vivir de acuerdo a la cultura vigente.
Hay una pulsión que yo sigo reconociendo como propia. Los chicos que nos van a ver a nosotros son esos chicos, no son los tipos de nuestra generación. Y hay una energía latiendo ahí, hay una necesidad: la de participar de esta especie de epopeya, que se parece a los viejos festivales de Lobos, a Woodstock. Pero no es Woodstock ni nada por el estilo. Es algo inédito, una cosa nueva que generan ellos.
El respeto que uno tiene por los jóvenes es un respeto temporal, tal vez crezcan y cambien. El respeto por su capacidad de indignación es tal vez pasajero. Porque en este momento no tienen compromisos, no tienen transas hechas con el medio y entonces todavía son heroicos, son valientes, y dicen lo que no les gusta del mundo en voz alta.
Todo eso ya nos pasó a nosotros. Es lo mismo.
Los Redondos tenemos en claro que no somos más que una excusa de los chicos. Con nosotros pasa algo que no terminamos de entender, pero somos una excusa de los chicos para reunirse, para ponerse en un cierto estado de ánimo. Vos fijate lo que pasa en estos recitales que hacemos en los pueblos. Nosotros sólo tocamos un par de horas en la noche. Pero una semana antes hay grupos de chicos que van y se instalan en esos pueblos que ni siquiera son lugares turísticos. De esos tres días que están en el pueblo, son apenas seis horas las que nosotros estamos sobre el escenario.
Por eso cuando te ves pintado en una remera o a lo mejor se te acerca un pibe y te dice "maestro", en el fondo te están diciendo: "Vos sos un símbolo siempre y cuando yo compre tu compact y te permita seguir grabando tus canciones". En esta época el músico ya no tiene el rol casi mesiánico de los 70. Hoy en día vos sos importante en tanto y en cuando formás parte de la imaginería que les sirve, y la remera puede ser del Che Guevara, puede ser del Indio Solari, puede ser de Luca Prodan... pero no somos más que un símbolo que ellos se apropian y manejan a su manera.
Si los grandes pensadores no entienden lo que está pasando en el mundo, ¿cómo vamos a pretender que chicos de quince o veinte años lo entiendan?
Lo que tienen los chicos es esa misma indignación que teníamos nosotros cuando empezamos esto. Pero además, hoy hay una rabia que nosotros no teníamos. Y un público rabioso te tolera porque vos no hacés fantasmas con la imagen. No porque vos le estés marcando un norte, un camino, una línea de acción clara.
Por eso el último grito de Luzbelito es : "Nene, a partir de ahora esto está en tus manos".
En un recital de Los Redondos pasa de todo. Se hace el amor, viene gente con sus hijos pequeños, se forman amistades eternas. Si uno quisiera controlar lo que pasa, no podría. Uno terminaría teniendo actitudes temerosas, porque un recital de los Redondos es una caldera del diablo. Y eso es más potente que lo que nosotros generamos, y uno es deudor de eso. Nosotros, a la edad que tenemos, podríamos estar pensando en que los chicos no corran peligro, porque ves a los pibes trepados por todos lados y te impresiona. Pero son las mismas cosas que nosotros hicimos cuando teníamos diecisiete años.
Hay algo que uno dice con cierto pudor: nosotros somos de clase media, originalmente nuestro público era casi intelectual. Y ahora son pibes que vienen de lugares totalmente desangelados, lugares del conurbano en los que la gente está abandonada a su suerte. ¿Quién soy yo para determinar cuál debe ser el comportamiento de esos chicos? Lo que a mí me fascina es que hayan elegido la banda en la que yo estoy como pivote para que esa energía circule. Y ojo, que no estoy tratando de sacralizar el asunto. Estoy describiendo lo que es.
Nosotros no somos tan poderoso como la gente cree. Yo estoy muy orgulloso de las canciones, pero sobre todo estoy muy agradecido de que nos haya elegido esa gente que viene de lugares muy duros, de Lugano I y II, de Laferrere... La fuerza y el sabor lo tienen ellos. Gracias a Dios uno elucubra unas historias en las que los personajes se parecen de alguna manera a los que ellos quieren cantar a los gritos todo el recital.
A nosotros no nos van a pedir que sonemos "rudo". Ellos son rudos. No necesitan disfrazarse de nada ni demostrar nada. Su vida es muy dura, muy jodida y han elegido a unos veteranos como nosotros por algún motivo que me supera ampliamente, y que supera mi poca experiencia de tipo de la clase media que ha hecho una banda de rock and roll y le ha ido bastante bien.
Nunca hubo una corporación detrás de nosotros convenciendo a la gente de que nos compre y que nos escuche. Es una elección de ellos, y ellos saben que son los dueños.
Muchas veces nos adjudican un poder sobre la gente que en realidad no tenemos. A nosotros nos dan un permiso, nos dan la oportunidad por ejemplo, de hacer un álbum como este que terminamos ahora, que no tiene nada de la música cruda de guitarras que se supone es nuestra marca de fábrica. Estamos permitidos por nuestro público.
A veces algunos perspicaces dicen que somos tres tipos que hace veinticinco años imaginamos una manera exitosa de ser famosos. Suponen que nos reunimos e hicimos un plan: "No hagamos prensa porque entonces conservamos el misterio, no vayamos a la televisión para crear la incógnita..." ¡Eso es una boludez! ¿Cómo vas a pensar que somos tan geniales y tan maquiavélicos?
Lo que pasa es que uno mamó una cultura y no tolera ciertas cosas. Yo siempre digo lo mismo: A mí me gusta jugar al flipper pero no me gusta ser la pelotita. Si te exponés a través de los medios te transformás en la pelotita, y eso a mí no me interesa.
Antes, parecía que nadie, siendo independiente iba a llegar más allá de los pequeños boliches y los circuitos limitados de venta. Parecía un límite insuperable. Y nosotros éramos los mimados de todos los periodistas que nos consideraban una banda de "culto". Pero cuando vos ya empezás a aparecer en las ligas mayores, ahí se arma el bolonqui. Porque empezás a ser un modelo diferente.
Se trata de tres cabezones que dicen: "Vamos a ver si no se puede. Si vos hacés buenas canciones, si presentás las cosas que le duelen a la gente, si lo que decías está vigente, ¿por qué no se puede?"
Entonces aparecen las zancadillas que el medio te empieza a hacer. Todo el mundo piensa que es muy fácil: simplemente la gente te quiere y vendés discos. Pero no es así. Vos le tocás el culo a mucha gente, con una actitud como esta, si te va bien. Hoy estamos hablando de los Redondos porque les fue bien. Si no, sería una de tantas bandas que lo intentaron y no lo lograron, y nadie se acuerda más.
Pero los Redondos coquetearon en las ligas mayores desde la total independencia. Y sabemos que eso es envidiable, porque la total independencia te permite hacer cosas que cualquier músico atesoraría: grabar cuando querés, como querés y lo que querés. Y envolverlo como se te da la gana. Y hacer estadios llenos sin necesidad de recurrir a nadie, sólo vos y tu público.
No es ninguna cosa rara, ningún geroísmo. Es una cuestión de ser suficientemente cabezadura para hacer lo que uno siempre quiso, y no perder la libertad.
Para nosotros una cosa es el disco y otra el vivo. De pronto en el disco Skay mete tres violas diferentes en un tema, y en vivo hace una síntesis de eso con la viola sola. Con todo lo que se nos ocurre en el estudio, necesitaríamos otro violero y probablemente otro teclado. Pero el vivo es algo diferente.
En vivo uno está confirmando, dando vida a esa música con su transpiración y su excitación y muchas veces mejora porque se hace más cruda. Además vos representás las letras, las subrayás con los gestos, les das vida.
Todo el enigma desemboca en ese lugar: el escenario. El escenario es la frutilla de este postre. Vos te hacés cargo de tus canciones con tu gestualidad, con tu capacidad expresiva, subido en ese lugar siempre nuevo, maravilloso y curativo. Ese lugar para mi es lo más grande que hay en la vida. Es donde me siento más cómodo en el mundo. Esa sensación es algo que está con uno y uno no sabe por qué.
Podés estar con diarrea, con dolor de muelas, pero subis al escenario y durante esas dos horas, desaparece todo. Después bajás del escenario y tenés una horita de aterrizaje y entonces vuelven el dolor de muelas o la diarrea.
Quizás haya una especie de poder. Pero no es que vos seas poderoso, es el poder de confirmar tu propio viaje, tus visiones. Confirmarlo con una manera de moverte, de desplazarte, de agarrar el micrófono. Vos estás teatralizando tu propio drama. No con posturas pensadas o coreografías ensayadas. Sólo con gestos cargados de emoción. El escenario es el mejor lugar del mundo. Ahí se ve más claro lo que tu corazón quiso decir, y una canción de rock and roll no termina hasta que se representa y se vive sobre un escenario.
martes, 22 de mayo de 2012
FELICES 70, BOB!!!
Lo que Dylan me dijo al oido en el 65/66, tuve que vivir todo este tiempo para corroborarlo.
Dylan ha sido el padre de todos nosostros. Inspiró a Morís en la pensión del bajo para componer “El Abuelito” que después se llamaría “Escuchame entre el ruido” en el 66.
Poco después yo le traducía y adaptaba las letras de Dylan a Tanguito, que no tenía discos y había escuchado poco y nada de sus canciones, pero sabía lo necesario. “Johnny está en el sótano preparando la medicina y yo estoy en la calle…” Y Tanguito le improvisaba el final “estoy en la calle protestando,” –hacia un silencio- “protestando contra usted…” Los cambios me escandalizaban porque Dylan jamás hubiera dicho “protestando”, pero era la verdad, estabamos en la calle, y estabamios protestando. Y despues comprendi que de eso se trataba Bob, de lo que sucede en este momento, de la verdad en crudo. Aquella era la versión de Subterranean Homesick Blues, el primer rap dylaniano ametrallado en una guitarra destruida, deletreado a la criolla por un vagabundo incurable en una reprimida y asustada ciudad del sur.
Dylan estaba “allá”, en el pais de la libertad, luchando sus propias luchas. Estaba allá, con apenas 24 años, dando permiso para ser real. Lennon ya lo había dicho: “Dylan nos mostró el camino”.
“It´s all right ma” nos había atravesado a todos con su catarata de verdades y ya no había vuelta atrás. Después de que entendiste Dylan, no hay vuelta atrás.
En el país de la gomina y el pantalón planchado, bajo la mirada adusta de “la morsa” Onganía, Dylan nos había llevado hasta el otro lado del espejo.
Yo tardé cuarenta años en profundizar las canciones, pero al mismo tiempo todos las entendimos completamente en ese mismo instante. Eran frases vocalizadas (o mejor dicho disparadas) en una tarde, en discos grabados en pocas horas (Su primer disco costó 400 dolares de gastos de grabación y se hizo en seis horas) Sus discos posteriores, algunos de los cuales son considerados los más importantes de la historia del rock (Bringing it all back home, Highway 61 Revisisted, etc), fueron grabados en una o dos tomas sin sobre-grabaciones ni trucos, con la banda tocando en vivo en el estudio. Hace poco, en referencia a su técnica de grabación en tiempos de hipertecnología, dijo burlonamente: “En mis últimos discos yo quería lograr algo que atravesara la tecnología y saliera del otro lado antes de que la tecnología se diera cuenta”.
Ese fue el Dylan que nos impactó en el 66 y ese sigue siendo el Dylan que vamos a ver en Velez…Con esas canciones le cambió la vida a Silvio y le cambió la vida a Serrat, le cambió la vida a León y le cambio la vida a Caetano, le cambio la vida a nuestro Charly y a John y Paul, y a todos los otros que en el mundo han sido, una lista que sería interminable pero incluye a Bono, Lou Reed, Patty Smith, Jagger, Sting y todos los hijos y los nietos del rock hasta hoy y para siempre.
EL PROFETA DESPIERTA
En el colegio Dylan tocaba rock and roll, admiraba a Chuck Berry y Jerry Lee Lewis, usaba jopo. Pero cuando empezó a escuchar a los viejos bluseros y a cantantes de folk como Woody Guthrie, sintió que tenía que cambiar El mismo lo dijo:“‘Tutti frutti’ y ‘Zapatos de gamuza azul’ tienen mucha energía y ritmo poderoso, pero las canciones folk dicen más. Tienen más desesperación, más tristeza, más fe en lo sobrenatural, sentimientos más profundos. La vida esta llena de complejidades, y el rock and roll no las reflejaba cabalmente en esa época.”
Fue así como a los veinte años (1962) a poco de llegar a Nueva York y editar su primer disco de folk, compuso “Soplando en el viento” . La canción se convertiría en el himno del movimiento pacifista contra la guerra de Vietnam y el movimiento de los derechos civiles por la igualdad racial. Al poco tiempo se sintío atrapado por el papel de profeta o portavoz generacional en el que quisieron ponerlo después de sus otros himnos “Dueños de la guerra”y “Los tiempos están cambiando”. Entonces escribió la extaordinaria “My back pages” en la que dice que hoy se siente más joven que ayer, que era más viejo cuando veia el mundo dividido en buenos y malos, cuando “dije mentiras como que la vida es blanco o negro, soñé románticamente con mosqueteros, pero me dí cuenta de que me vuelvo mi propio enemigo en el momento en el que empiezo a predicar”. Era un mensaje claro para los militantes políticos de la época. En “Todo lo que realmente quiero hacer” pone al desnudo las trampas en las relaciones humanas, con la esperanza de encontrar una nueva libertad: “No quiero simplificarte, clasificarte, analizarte o categorizarte. No quiero que sientas lo que yo siento, veas como yo o seas como yo. Lo único que quiero es ser tu amigo.”
EN UN MAR EMBRAVECIDO
Jerry García, de los Grateful Dead, dijo una vez: “Para nosotros grabar discos es como construir un barco dentro de una botella, una tarea meticulosa y agotadora. En cambio, tocar en vivo es como tripular un barco real, que puede suceder en una tormenta furiosa o en un día de sol radiante, con viento de popa. Todos los marineros trabajando juntos y dependiendo uno del otro para sobrevivir y brillar”. En el caso de Dylan, Siempre está en alta mar, con las olas rompiendo alrededor, improvisando cambios de rumbo y con un constante arriar e izar velas para aprovechar el viento y barrenar las olas. Así ha grabado sus discos, inventando sobre la marcha, y así han sido sus conciertos por más de cuarenta años
Escuchar esos discos grabados tan sencillamente es como escuchar Jimmy Hendrix en un Winco monoaural: Si estás “copado y colocado” no te perdés nada. Escuchándolo a través de los años, no encontré nada nuevo, pero al mismo tiempo es como si lo que dice tuviera nuevas lecturas, aplicaciones actuales, facetas insólitas. Lo que Dylan me dijo al oido en el 65/66, tuve que vivir todo este tiempo para corroborarlo.
UN MALDITO MENSAJERO
Dylan es un ladrón, un mentiroso, un maldito mensajero que se sale siempre con la suya. Nos ha engañado una y otra vez. Desde que llegó a Nueva York diciendo que venía de vagabundear por el país cantando y trabajando en oficios duros, cuando en realidad acababa de salir de su familia de clase media judia semi-rural. Desde entonces hasta su último disco, Modern Times, en el que roba canciones enteras y las pone a su nombre (“The levee is gonna break” fue escrita por Menphis Minnie en los 20, “Rumbling and tumbling” también viene desde el fondo de la historia del blues, con versiones de, por ejemplo, Muddy Waters). En el mismo disco copia versos completos de un oscuro poeta sureño del siglo XIX, Henry Timrod. Para el que quiera saber más, en algún lugar de internet están las “Dylan annotated lyrics” y la “Dylan pool discussion” que vale la pena chequear. Según el máximo experto en Timrod, “Henry estaría contento de saber que sus versos, usados por Dylan, el más grande poeta del fin del siglo veinte, están en los labios de millones de personas, aunque no sepan que él los escribió originalmente.”
En realidad, Dylan hace y rehace una tradición del folklore del mundo entero, algo que el mismo Atahualpa Yupanqui (otro que inventó su nombre y su historia) reconoció siempre como un hilo invisible que une a los cantantes populares. Pete Seeger, uno de los maestros del joven Dylan, dijo:“Cuando empecé a escuchar a los cantantes de folk y de blues en el Village de Nueva York, me dí cuenta de que todos tomaban las canciones de otros, algunas muy antiguas, y las cambiaban a su gusto. Es un proceso viejo como la música…” Y Dylan hace poco aclaró: “Nunca pensé estar inventando nada. Simplemente tomaba una tradición y trabajaba sobre ella, nada especial…”
Cuando Dylan empezó, durante sus cuatro o cinco primeros años (1963-1968), era como un chamán, como un brujo, que captaba las energías y las transformaba para que todos pudieramos verlas. Según uno de sus compinches de los clubes folk:”En la vieja mitología irlandesa hablan de un ser que cambia de forma y es imposible de agarrar. Ese era Dylan. No era necesario para él ser una persona definitiva, terminada. Estaba poseído y cambiaba constantemente. Articulaba y ponía en palabras lo que el resto de nosotros quería decir y no podía”
PERDIDO EN EL SHOW BUSINESS
A Dylan no le interesa el show business pero está inevitablemente inmerso en el y lo navega como puede. En realidad, desde su accidente de moto a fines de los sesenta, cuando se lo dio por muerto o paralizado, aprovechó para desaparecer de la vista del publico y los medios. Se convirtió en una hosca leyenda. Jamás daba reportajes ni conferencias de prensa, y hoy ni siquiera habla en los conciertos, y apenas mira al público. Los primeros años, hasta el accidente, sus reuniones con los periodistas producian situaciones hilarantes en las que continuamente tomaba el pelo a la gente o confundía a la prensa. Se pueden ver esas burlas mediaticas en dos imperdibles peliculas: “Don´t look back” de Pennebaker, sobre su gira por Gran Bretaña en el 65 o en “No direction home” de Scorsese, sobre su gran salto creativo que cambió la historia de la musica popular. En ambas Dylan aparece perdido –a veces divertido, a veces irritado hasta la histeria- frente a las clasificaciónes y etiquetados absurdos que intenta colgarle el periodismo.
Es uno de los músicos que más plata gana en el mundo, y ha estado en el candelero por décadas, y sin embargo vive en la ruta, pasa la mayor parte del año en su Gira Interminable, viviendo de paso en pequeños hoteles y casas rodantes, tocando en pueblitos a los que no llega nadie, en una vida que parece no aterrizar nunca.
Tiene mansiones y campos en diversas partes de Estados Unidos, pero no va nunca, se la pasa en los estudios o en casas de amigos, y ya se sabe que le gusta componer y tocar la guitarra en los fondos de las casas, entre los yuyos del patio, oyendo los ruidos del barrio. Este es el tipo a quien le contratan las suites presidenciales de los hoteles cinco estrellas, pero llega caminando al estadio y se mete entre la gente como sucedió en Buenos Aires, cuando llegó a River a pie por los parques de Palermo. O cuando, en Ezeiza, tomó el primer taxi que encontró al salir, y el taxista ni se enteró de quién era.
Es el tipo que dijo:“ Yo no me siento especial. Nadie debería poner a otra persona en un pedestal. Eso puede destruir tu inteligencia y llevarte a la ignorancia, a confundirte con respecto al mundo. Entonces una persona deja de ser persona.”
El tipo, a pesar de ser el más grande y el más admirado, siente que tiene que seguir tocando, tocando para la gente porque para eso son sus canciones. Pero ya sin esperar nada, sin pedir nada, sin tratar de aclarar su mensaje o ni siquieta emocionar. Simplemente cantar sus canciones como le surge ese día.
UN CANTANTE “MALO”
Cada día canta distinto, improvisa, deforma. No hay dos recitales de Dylan iguales. Y es porque necesita recrear su repertorio para si mismo, para no aburrirse, para redescubrirlo. Hay días en que canta terriblemente mal, hay días en que canta increiblemente bien. Pero alguien dijo acertadamente que Dylan, tan criticado como vocalista, es un extraordinario cantante (a pesar de –o gracias a- su voz limitada y gangosa, sus desafinaciones, sus olvidos de letra y melodía...). Es grande porque transmite exactamente lo que quiere transmitir en cada ocasión. La prueba: a pesar de todo, nadie prefiere sus canciones cantadas por otro y eso que centenares de “buenos” cantantes lo han intentado, desde Joan Baez en los 60 hasta Brian Ferry en su insoportable disco del año pasado. La única excepción: “All along the watch tower” por Jimmy Hendrix.
Dylan se ha vuelto más gangoso y perezoso para cantar con cada año que pasa, ya casi parece sin ganas de esforzarse por demostrar nada. Y, obviamente, si hay alguien en el planeta que no necesita probar nada a nadie, ese es Bob Dylan. Y sin embargo, en los últimos discos arde en secreto con unas quemantes brasas, un fuego maduro. La oscuridad y densidad de su música asustan.
“Otros artistas se defienden con sus voces o sus estilos, pero mis canciones hablan por si mismas, y todo lo que yo tengo que hacer es expresarlas correctamente, y ellas harán lo que les corresponde”, dijo hace poco, explicando su tabajo, apartado de la gran producción del rock.
NI AQUI, NI ALLÁ, EN NINGÚN LADO
En sus últimos discos, Dylan describe un mundo que se disuelve a su alrededor, y ve su persona misma desintegrarse en la vejez y la cercanía de la muerte. Los críticos, como siempre, discuten sobre si es Dylan el que habla de su depresión o si es un personaje que ha creado. Siempre la misma duda que justifica películas y libros de centenares de páginas: ¿Es Dylan real? Ya se estrenó en el Norte la pelicula “I am not there” que trata de lidiar jusamente con los diversos personajes que es o simula ser Dylan. Actores como Richard Gere, Cate Blanchet y Heath Ledger tratan de pintar las distintas facetas de un tipo inatrapable, que no está aquí ni allá, que no está en ningún lado.
Pero el hombre ha vuelto a decir las cosas como son en toda su crudeza, tanto en su descripción de la decadencia personal (Time out of mind) como de la decadencia del mundo a su alrededor (Modern Times) Como dice Paul Williams en su exhaustiva biografía “Para mí, lo más impactante es la enorme confianza artistica de Dylan como compositor, lider de la banda y cantante. Si es así cuando las cosas se desintegran, yo quiero tomar de lo mismo que él está tomando.”
La condición humana se deshace entre los dedos de quien, según sus propias declaraciones, todavía no aprendió a escribir. “Yo sólo voy camino abajo sintiéndome mal, tratando de llegar al cielo antes de que cierren la puerta.”
“El hombre que hizo para la música popular lo que Einstein hizo para la ciencia” dijo la revista norteamericana Newsweek, asombrada por el regreso de Bob Dylan en los últimos años, con todos sus poderes intactos. Según el New York Times, “En los 60 Dylan le enseñó a los cantantes de folk cómo trascender los temas obvios y repetidos de la tradición, después le enseño a los compositores de rock a pensar un poco mas allá de la próxima chica. Sin querer, como resultado impensado de su búsqueda, creó nuevos géneros musicales que hoy florecen en miles de grupos: folk rock, country rock.” Antes de que, en 1965, Dylan enchufara el folk a la central energética del rock, nada de eso existía. El rock and roll, el folklore, la poesía moderna, el amor, la política, la literatura beat, el blues y el surrealismo estaban separados en compartimentos estancos. Dylan, sin declamaciones musicològicas ni análisis literarios, barajó todos esos elementos y dió de nuevo, cambiando para siempre la cultura contemporánea. Lo hizo sin anunciarlo, componiendo canciones, simplemente. Y es ese Dylan el que esta de vuelta y vamos a ver aquí en una nueva cumbre de su carrera, después de los Grammy´s, el Oscar, las péliculas, las biografias. Un tipo con su guitarra y sus canciones.
Dylan no fue ni nuestro maestro ni nuestro lider. Simplemente fue, y lo es todavía, una persona que crece y aprende en público, que no tiene miedo a cambiar. “Hay que estar siempre atento y no pensar que uno ha llegado al lugar en el que tiene que estar”, dijo hace poco. “Uno simpre está en un estado de flujo, de transformación, y mientras pueda aceptar eso, la pasará bien.”
lunes, 21 de mayo de 2012
MATANDO GILES EN LA TRASTIENDA
viernes, 18 de mayo de 2012
EL APOCALIPSIS DE LOS CABECITAS NEGRAS
miércoles, 8 de febrero de 2012
Spinetta se muestra entero
Un reportaje que le hice a Luis para el comienzo de Cantarock, en el 83....
Reportaje y fotos de Pipo Lernoud
Charlar con Luis es emprender un viaje, recorrer la trayectoria de un guerrero del alma que se juega entero a cada paso. He aquí una pintura de su historia, reflejo del carácter indomable del rock.
- Tu viejo era músico, ¿no es cierto?
Sí. Cantaba con el seudónimo de Carlos Omar para una cadena de programas de Radio El Mundo. Grababa en Pampa, un sello medio independiente. Yo lo escuchaba siempre por la radio, a la noche. Me gustaban mucho las guitarras que lo acompañaban, y me emocionaba oyéndolo. Cuando yo tenia seis años dejo de cantar, pero yo seguí pegado a la radio, absorbiendo todo lo que fuese música.
- ¿ Y empezaste con la guitarra por tu cuenta?
Ahí viene la verdadera influencia de mi viejo. Con una guitarra prestada por un vecino – el no tenia guitarra, era solo el cantante – me enseño a afinar y me dio los rudimentos musicales, los primeros acordes. En esa guitarra compuse algunos temas que después grabe, como “Plegaria” y la zamba que esta en el álbum Kamikaze, “Barro tal vez”. Al poco tiempo me mando a tomar unas clases con el mas joven de sus guitarristas. Mi viejo no cantaba solamente tangos, cantaba aquella canción poética que decía “Al pie de un rosal florido / me hiciste tu juramento” y otras. Y este pibe me paso los primeros acordes cifrados y me paso canciones, y además había revistas donde salían temas con sus acordes, (como en Canta Rock) y me acuerdo de haber sacado “Ky Chororo”, que es hermosísima, de una de esas revistas. Agarre toda aquella oleada de zambas que había en ese momento, “Sapo Cancionero” y todas esas, algunas muy lindas.
- Al mismo tiempo te copaba el rock and roll...
Claro. Me interesaba todo porque como músico en germen, me estaba empezando a surtir, no me privaba de ninguna información musical. No había sacado ningún rock, porque eso pertenecía a otro campo, el de la guitarra eléctrica, que en aquel momento era inaccesible. Entonces tenia que tocar las cosas que eran específicamente para la guitarra española que tenia, y con eso me sentía fenómeno. Tenia un cuadernito donde iba anotando los temas, y ya buscaba cosas raras, boleros con acordes de séptima mayor, bien disonante, aunque con pocos acordes. En ese tiempo fue que empecé a componer, de ese entonces son las zambas. Tenia un grabador “Geloso” de mi tía, y grababa mis cosas. Me acuerdo de una canción: “¿Dónde están las palomas?”.
- Aparecen Los Beatles...
Y empieza el fato emocional directamente, la mano de llorar al lado del parlante del “Wincofon” escuchando “Please, please me” y empezar a descubrirse a uno mismo. ¿Cómo puede ser que me contagien semejante energía que yo no alcanzo a domesticar en mi ser, y me produce depresiones y euforias tremendas? Era como estar enamorado. Te pasaban cosas que no sabias de donde venían, un deseo de libertad interior, exterior y por doquier...
A uno le hacían preguntarse “¿Cuál es mi destinación en este mundo para poder alcanzar este grado de energía y proyectárselo a otros como ellos hacen conmigo?”.
- “Yo también tengo eso adentro...”
¡...Y lo puedo sacar afuera! A través de eso vislumbré como uno puede volar creando cosas alucinantes para la gente. Era otro tipo de comunicación, un cambio energético, un vaso comunicante del que participábamos todos. Un cambio para enamorarse, para hacer el amor, para decir la verdad, para expresarse. A partir de ahí empieza un viaje que para mi todavía no termino. Ahora, que tengo treinta y tres, que ya no tengo diecisiete, con la perspectiva de la muerte de Lennon, me doy cuenta hasta que punto me volaron, me abrieron y me hicieron asumirme a mi mismo y decir todo eso en mi idioma.
Y ahí es donde entran tipos como Nebbia, que lo estaban haciendo, y que fueron una influencia poderosa. Si me hubiese quedado en Lennon solamente quizás no hubiese percibido lo de Nebbia y no hubiera descubierto como decirlo en mi idioma y para la gente de acá. Además estaban los Shakers, del otro lado del estuario, en nuestro mismo territorio, con tanto talento como los Beatles pero sin la monumentalidad, sin el dinero y la producción europea. Y en ellos hay como una brisa latinoamericana, algo de calle porteña...
- Hay un patio con mate entre las guitarras eléctricas...
Claro. Yo tenia aquellas zambas, pero no sabia como atravesar esa fisura entre el concepto tradicional de canción argentina y la polenta que me despertaba escuchar a los Beatles. Tipos como Nebbia me dieron la clave.
- Vos empezaste a hacer música eléctrica con Emilio, Edelmiro y Rodolfo en los Sbirros, cantando en ingles?
Formamos varios grupos; Los Mods, los Larkins, los Sbirros. Cantábamos algunas cosas en castellano, pero era tomado como un detalle, porque hasta que salieron “La Balsa” y “Ayer Nomás” no había antecedentes que valieran la pena.
- Pero cuando escuchaste eso y viste la luz verde salió un aluvión de temas...
Se decidió un argentino a escribir lo suyo. Después fue impresionante encontrarme con todos ustedes de la Cueva que estaban en la misma y tomamos el mismo ómnibus y nos dirigimos a un cambio en muchas cosas,¡contra todos los que rugieran! Vi a Moris por primera vez y lloré.
A partir de allí se formo un “movimiento”, si querés llamarlo así, que tuvo una continuidad y una consecuencia que no tuvo ninguna otra cosa en el país. Ojalá los que tuvieron el ministerio de economía o el gobierno desde entonces hubieran tenido la decencia y la legitimidad que tuvo el llamado rock. No estaríamos donde estamos...
- Los únicos que se mantuvieron en sus trece a lo largo de quince años...
Por eso confío en las nuevas generaciones, que ya están contagiadas de una lingüística de cambio que no pudieron encontrar en otro lugar que en este movimiento. Gracias a eso ahora hay terrenos totalmente libres para que exista cualquier tipo de expresión, desde música andina hasta rock-hiper-punk-porteño.
Ahora llego el momento de no ponerle mas trabas a todo eso y empezar a gozarse todo, para un cambio, creativamente y laburando. Todo el mundo aportando y no cada uno encerrado en su delirio o metido en un psicoutilitarismo total.
- Y así llegamos a Almendra, con su poesía personal y su olor a mate interplanetario...
Fue un proyecto realmente pensado, en el que la pauta era: “Esto es diferente de todo lo que hay en la plaza”. Ahí adentro cabía Piazzolla, los Beatles y Jobim, y nadie tenia que escandalizarse. El que no salta es un paquetón. Era un cuarteto, un proyecto en el que todos participábamos.
EL SONIDO Y LA FURIA
- Después la cosa se puso mas roquera, mas rabiosa, con Pescado...
Pescado respondía a una visión personal mía, no era un grupo tan participatorio. Abandone en parte una creación comunitaria como había sido Almendra y me puse a desarrollar un estilo que me copara absolutamente a mi, obedeciendo a mis últimos cambios. Había llegado a Hendrix y ya no quedaba tiempo en la cabeza para mirar hacia atrás, era como un volcán. Me olvide del bandoneón, me olvide de mi tradición, de la tradición inglesa o americana, era todo AHORA. Empezó a salir otro tipo de libertad interior, un metabolismo diferente, cambiando la piel y las reacciones. No alcanzaban ni las palabras ni la música para mandar al frente todo lo que estaba sintiendo. Es la guitarra eléctrica como espada de fuego contra los reaccionarios, contra la muerte, contra Vietnam, contra el Vietnam de acá también, contra el exterminio, contra la bomba atómica, contra los que intoxican la tierra y los mares. En favor de hablar el lenguaje de los pájaros, en favor de ver las estrellas que iluminan cada día de nuestra vida si nosotros sabemos abrir los ojos. Es el momento de la paz también, el momento de la relectura de la Biblia, el descubrimiento de Cristo y de Buda, de la meditación, de la autocrítica sagaz. Es el fin de la infancia, el fin de la familia, el fin de la dialéctica psicoutilitarista, el fin del socialismo y el capitalismo como traducciones bastardas del lenguaje de la evolución, ideologías para destruir el brillo creativo de los hombres y someter la vida a mecanismos estadísticos...
Era una poesía láser la que sentía, llevada adelante con el grado de fervor maldito, la poesía maldita que se requiere para que uno se saque las entrañas.
- Teniendo además un vehículo poderoso y corporal como el rock and roll...
Ese latido impactante, constante, ese obstinatto de emoción sin reversa, sin vuelta, sin replay. Porque esas sensaciones pasaban por el cuerpo sin desmayo.
- ¿ Y Artaud fue la digestión de esa etapa?
Fue como sutilizar todo eso. Descubrir que el mismo grado de erupción lo puede tener una guitarra acústica. Tomó tiempo llegar allí. Además el relámpago de Hendrix desapareció. Y uno se quedó hecho pelota. Yo estaba leyendo Artaud (El Pesavios, Heliogábalo) y era como si el tipo experimentara la sucesión del momento de vivir y lo trata de describir en sus obras como si fuera una célula que siente en medio de las mareas químicas que la penetran y le dan vida. La infección de seguir viviendo descripta desde adentro. Es muy torturante. El disco reflejaba eso y la búsqueda de la salida de esa tortura.
- ¿ Que se dio a través de Invisible?
Empieza el vuelo de Almendra otra vez, musicalmente sobre todo. Un esquema de trío que permite un uso intensivo de la guitarra eléctrica, pero melódica, tranquila, suave para el uso habitual de un trío. Algo que se puede comparar, a su manera, con lo que hace Police ahora. Un trío que puede llegar al espacio sin necesidad de recurrir a una gran parafernalia sonora, y jugando con la melodía.
- Trabajando con repeticiones, cortecitos, melodías hipnóticas...
Exacto. Menos paroxismo, menos violencia y mayor gozo y lucidez. Yo pienso que el rock muy violento a veces no permite gozar, es como estar en la montaña rusa, el organismo esta saturado de información y no tiene tiempo de digerirla para gozar. Con Invisible pudimos establecer ese equilibrio necesario.
- ¿ Y las letras, que parecían muy complicadas?
Hay canciones claves como “El diluvio y la pasajera”, donde hablo del poder indígena precolombino, de que en América había culturas que estaban en los grados mas avanzados de conocimiento del Universo y fueron postergadas por un mundo reaccionario y fascista que las aniquilo sistemáticamente. A pesar de los delirios que puede haber en la poesía de Invisible, hay ciertas cosas en las que estaba afirmado: que el hombre se pierde en la maraña de asfalto y no logra ese pulmón verde que le permita compensar tanta maquina a su alrededor.
Hay una energía verdadera que es la que maneja todo, en la que creo profundamente. Todos los demás son monitores que se mueven en función de esa oscilación mayor. Es la Tierra, la obra verdadera de la vida y la evolución del tiempo. A pesar de la mayoría de la información que nos rodea, que quiere hacernos creer que somos nosotros los que manejamos. Eso esta presente en las letras de Invisible.
- En los últimos tiempos del grupo había mas paz, una actitud de mayor armonía interior.
Trata de fertilizar aquello que esta mas ligado a la tierra, a su propia semilla. En ese tiempo nació mi primer hijo. Dante vino al mundo el día anterior al recital del Luna, cuando estrenamos “El jardín de los presentes”. Yo lo comente por el micrófono y había un silencio tan grande en la gente que me largue a llorar de la emoción. La gente escuchó el bandoneón de “Los libros de la buena memoria” con un respeto enorme. Era como llegar a un momento culminante y comprobar que podía tener esa atención de parte de la gente. Habían comprendido mi esfuerzo por dar algo diferente y podíamos llegar juntos a un estado que no era solo euforizarse y bailar al compás de “Petiribí”. Sentir juntos ese bandoneón y ese clima de río, de noche de verano ardiente, ese clima nuestro y profundo.
Fueron tiempos de muchas compensaciones para mi, tiempos buenos para mi espíritu. Me di cuenta de que había descripto una parábola hasta llegar a mi hijo. De allí en adelante es como empezar una cosa nueva.
LA LIBERTAD MUSICAL
Me junté con un músico de jazz, como Rapoport, y encaré algo nuevo, la banda Spinetta. Pero siempre sintiendo que hay una pasión que me rige y tengo que estar cada vez mas en línea con esa pasión, porque de otro modo nunca voy a poder ser yo. Tengo la ternura de mi hijo que me permite volver a cantarle a una flor: “Hermosa y dulce flor de la mañana, no te cansaste de tiritar”. Y cantar “Toda la vida tiene música hoy” a pesar de que yo sabia que en el país estaban pasando atrocidades muy grandes y yo no quería ceder, quería seguir.
Quien hoy escucha eso va a sentir que hay detrás de la música una mano, que no es la mía que le restaña las heridas, que le brinda un apoyo a su dolor.
- Te bancaste muchas criticas por “A 18´ del sol”, incluyendo la mía.
Si, pero eso era de esperar, si yo estaba caminando en una nueva dirección. Sabia que lo que estaba haciendo era suficientemente peligroso a nivel musical. Me propuse investigar. Que aparecieran cosas en la guitarra que no fueran parecidas a otras, escuchar un tipo de música que nunca me había permitido escuchar con libertad. Tenia la sensación de que el jazz era música para tipos con whiskies en la mano, apoyados en la barra de un boliche oscuro. Y después me di cuenta que el jazz es la libertad, que no se fija limites a la inspiración. Te podes imaginar cualquier temática y sobre eso trabajar. Tres pianos con orquesta o siete oboes con grupo de rock y bombo leguero. Eso es el jazz.
- Después de “A 18´” pasaron tres años sin que editaras discos.
Porque mientras pasaba por todo ese cambio musical, yo estaba tramitando ir a grabar el disco a Estados Unidos y si firmaba un contrato de discos en Argentina la posibilidad afuera se echaba a perder. Yo quería firmar allá, y que la orden llegara de allá, porque pensaba que me iban a dar mas posibilidades. Aquí nadie se imaginaba que la CBS americana iba a gastar la suma que gasto para que yo hiciera el disco. Por eso después me hice mi propia producción discográfica, para que nadie me pusiera limites.
El disco americano “Only love can sustain” tardo como tres años y medio en concretarse, fue un parto. Tenia que demostrarme a mi mismo que podía hacer algo en otro lado.
- ¿Y como te sentiste en EEUU?
Después de tres años de cabildeos y telegramas, abogados y proyectos de contratos, llegue al aeropuerto de Nueva York y me esperaba el productor con una limousine. Al otro día voy al estudio y me encuentro delante de partituras con mi nombre y una orquesta de 60 profesores dirigida por un monstruo que se llama Torrie Zito, que arreglo el “Imagine” de John Lennon.
Fue la primera vez que cante con una orquesta tocando. Pero fui al frente y cante. El productor hizo las cosas totalmente diferentes a lo que yo quería, yo hubiera gastado menos guita y hubiera hecho un disco de Spinetta, no un disco con sonido yanqui grandioso. Ahora, en las disquerias americanas, después de The Spinners viene el disco de Spinetta, y ahí esta. Fue una experiencia. Ni bien termine de hacer el disco, rompí el contrato y se acabo. Me perdí la oportunidad de hacer los otros dos discos proyectados en Estados Unidos, y estar laburando allá. Pero a mi me interesa estar laburando acá.
- Y vuelve Almendra...
Con la idea de brindarnos a nosotros mismos el gusto de decir: “Acá esta Almendra, del que tanto se habla, vamos a tocar para ustedes como somos hoy”. Era como algo pendiente, algo irresuelto, y quisimos cerrar el capitulo. Sacamos un disco nuevo que tiene mucho para escuchar a pesar de que la gente no le presto atención, porque estaba ocupada en tratar de encontrar la trampa comercial en el asunto. Durante todo este tiempo yo seguía redondeando mi proyecto personal comenzado en “A 18´” y postergado por el disco americano y las actuaciones de Almendra. Allí comienza la historia reciente de Spinetta Jade.
- Que es como la maduración de todas esas experiencias...
Es evidente e inevitable la maduración. Yo cada vez tengo mas claro lo que quiero y como se hace lo que quiero. Pero al mismo tiempo conservo zonas inmaduras de mi personalidad, y eso me gusta, porque es lo que me mantiene fresco, me hace cambiar.
Con Jade ahora editamos “Bajo Belgrano”, que debió salir hace tiempo, pero se fue Rapoport y tuvimos que replantear muchas cosas porque el grupo tenia otro sonido. Se fue Frank Oistertek y entro a reemplazarlo en el bajo Cesar Franov. Toca Osvaldo Fattorusso percusión. Hay temas de Leo Sujatovich y varios arreglos de el.
- ¿ Y los discos solistas? Kamikaze tiene muchos temas viejos, que estaban esperando ser grabados.
Casi todos son viejos. Desde la zamba, que esta compuesta cuando era pibe, hasta Tupac Amarú, que es de la primera epoca de Invisible. Yo quise meter esas viejas canciones que andaban rondando dentro de un disco con un clima diferente. Cuando lo estrene en vivo, incluí otras canciones que son nuevas para la gente, pero en realidad son muy viejas, como “Caminata”.
“Mondo di Cromo”, el nuevo solista, es una colección de canciones que yo sabia que no eran para Jade. Porque uno compone mucho y edita menos de la mitad. Y yo ya entre en una etapa de fluidez de producción que me permite sacar dos álbumes en un año, y meter cosas de diferentes estilos. “Mondo di Cromo” tiene pequeñas exploraciones en nuevos sonidos, en ritmos mas “modernos”. Lo arme todo solo y después llame a los músicos para que tocaran lo que faltaba. Es un poco mas roquerote que el habitual Spinetta solista.
El año que viene quizás saque un disco completamente diferente, porque sigo en movimiento permanente. Siempre tengo cosas rondándome en la cabeza, músicas sonando y poesía que no anoto. Cuando siento que ya tiene la fuerza suficiente, que ya esta madura, redonda, me pongo a trabajar para pasarla al papel o al disco, y hasta que lo logro totalmente no paro. Anoto y grabo cositas, las corrijo, las releo, las reescribo. Aprendí a esperar el momento en que la cosa ya esta, ya tiene fuerza propia, ya se lo puede dar a los demás. Cuando la música o la poesía vienen en serio, uno no tiene nada que ver. Sos como Chirolita, un canal a través del cual el mundo habla. Yo busco eso, porque ese momento te paga cualquier sacrificio que hayas hecho para lograrlo. Y eso implica un trabajo permanente, limpiando y aceitando los canales por los cuales aparecen las verdades mas profundas. Es como convertirse en la antena de Balcarce, recorriendo el cielo en busca de señales. En momentos tan oscuros hay que ser muy firme y mantenerse fiel y abierto a ese poder que hace que la vida continúe a pesar de las miserias constantes, las que nos imponen de afuera, y las que nosotros mismos producimos. Las torturas son muy grandes en este tiempo. Si no nos conectamos con ese poder, la vida jamás podrá rehacerse, el planeta jamás podrá reverdecer.