La prehistoria de La Mano
Notas escritas para la revista La Mano, que
proyectábamos con Moris, a principios de 1966, junto con la salida del simple
de Los Beatniks, origen del rock argentino
LA NUEVA GENERACIÓN
Ahora los jóvenes han
descubierto su misión: Renovarlo todo. Cambiar drásticamente la totalidad de
las formas y las estructuras, encontrar una vida más libre y más creativa..
Se necesita un
pensamiento nuevo, sin esquemas, sin temores, sin prejuicios. Se necesita una
nueva ciencia social, m{as comunicativa, más viva, sin teorías abstractas o fórmulas
mágicas. Se necesitan psicólogos que luchen por abrir la mente, por liberarla y
lanzarla por nuevos caminos. Se necesitan sociólogos que busquen formas
sociales más concretas, más móviles, un contacto interpersonal más completo. Se
necesitan filósofos que señalen lo absurdo de todo esto en que estamos metidos,
que investiguen, que fluyan.
Se necesita acabar con
el arte muerto del pasado (y del presente), el arte óseo y petrificado de las
academias. Es hora de aire libre, es hora de un arte agresivo, con
participación del espectador-lector, de un arte móvil y dinámico, de un arte
cambiante y recreado continuamente,. Una poesía que rompa esquemas, que salte,
que nazca siempre, una poesía de
estallidos y sorpresas. Una prosa fluyente, cambiante, una narrativa en nuevo
tiempo-espacio, para lectores activos. Un teatro directo, mágico y realista a
la vez, un teatro sin actores ni espectadores, un teatro para seres vivos. Una pintura sin caballete, sin pintura, con
espacio, con tiempo, una plástica motriz y violenta, una plástica sin
oficinistas. Un cine, por fin, sin comodidades y perdones, un cine posesivo y
abrumador, un cine con insomnio.
Se, trata, en fin, de
dejar las rutinas, el aire acondicionado y los círculos de intelectuales
muertos, se trata de estar vivo entre la idiotez y el desastre de este siglo.
Es hora de avivarse de
que los únicos fenómenos artísticos grandes de este siglo son el surrealismo,
el pop art y los Beatles. . Todo lo demás es chatarra envejecida y seca.
Es hora de avivarnos
también de la revolución melenuda, de Bob Dylan, de que los jóvenes han tomado
definitivamente la delantera, y el cambio se produce irresistiblemente.
Plegarse a la nueva violencia o morir entre libracos y manuales de retórica.
Una generación inmadura para un mundo caduco. La rebelión total, cristal y
mierda.
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