miércoles, 18 de agosto de 2010

MI HEROE ES EL BUDISTA PUNK

MI HEROE ES EL BUDISTA PUNK El que enciende el fuego de la creatividad sin comerse ninguna. El que sabe que todo es mentira pero sigue empujando la rueda con otros, inventando cada día una razón para pelear por los que están vivos, y por los ríos, las montañas, las personas comunes, los bosques aromáticos del sur y las selvas alborotadas del noreste.
Mi héroe era anarquista, pero se dio cuenta de que tiene tanto efecto como patear un caballo muerto. Que el anarquismo siempre desemboca en pequeñas peleas de poder, o en un sálvese quien pueda o en un hago lo que se me da la gana.
Mi héroe era drogón, pero se aburrió de buscar dealers en lugares peligrosos y de encerrarse con otros cuatro para hablar siempre de lo mismo. O, después de unos saques, acelerarse convencido de ser lo más, y no llegar a ningún lado. Ni estar aquí, ahora. Por eso ahora fuma flores caseras de los amigos y no paraguayo meado.
Mi héroe se asqueó de las explicaciones políticas. Vivió los odios políticos de los setenta, la represión salvaje de la dictadura, las frustradas promesas de la partidocracia. Por eso ahora quiere ir paso a paso, con la sociedad, construyendo. No confía en las teorías. Todos los fracasados tienen teorías para justificar su parálisis. O eligen un enemigo y le tiran todo el fardo: si él es muy malo, yo soy muy bueno. Pero esa película ya la vio.
Mi héroe dice que lo de Buda es simple: Dios no existe, nosotros estamos acá por un rato nada más, antes de desaparecer comidos por los gusanos. Mejor que nos pongamos de acuerdo. Nadie cruza el río si no lo cruzamos todos. No hay sociedad que funcione sobre la pobreza y la marginación. No hay country al que escapar. Todos estamos en el mismo barco, en un viaje tormentoso. Eso se llama compasión. Pasión compartida.
Todos sufrimos, todos vamos a morir, el mundo es una fantasía que se deshace entre los dedos, el amor no dura, la sal no sala y el azúcar no endulza. Entonces sólo queda el Todos Juntos (con-pasión) o el Todos contra Todos.
Mejor no seguir a los líderes, como dijo Dylan en aquel blues del subterráneo. O como cantaba Milton Nascimento, “Hoy ya no sueño, hago mi vida con mi brazo.” O como anunció Lennon: “El sueño terminó, trabajemos en el mundo real”.
Y el mundo real es maravilloso, infinito, vibrante. No es un laburo esclavo y Tinelli a la noche. Es ballenas saltando en el golfo de San José, monos aulladores en las copas de los árboles, tribus bailando danzas ancestrales, rock and roll abriéndote la tapa de los sesos, un jardín y mis amigos…
El mundo real vale la pena. La gente festejando junta, el trabajo compartido, el sexo como un fruto jugoso.
Mi héroe budista es punk porque no hay futuro. Lo único que hay es ahora. No me van a vender más sueños consumistas, utopías comunistas, paraísos monoteístas. No hay futuro. Hay un agujero negro. Pero estoy aquí, ahora, con ustedes.
El budista punk no cree en nada. Disfruta. Comparte. Vino aquí para cantar una canción y amar al mundo, como decía Hesse. Y a bancarse ese defecto, el mío y el tuyo, aceptar que cada cual tiene un trip en el bocho. Somos todos diferentes. Ya lo definió Javier Martinez: “Somos todos iguales en que somos todos diferentes. Lo demás es ropa.”
Y somos todos alma de diamante. Aunque el alma no exista, pero el milagro es que vos estés aquí, en el mismo mundo que yo, por un rato. Eso es todo lo que tenemos.
Eso dice el budista punk, mi héroe. Y es una buena fórmula para empezar el día. A brillar, mi amor.