jueves, 27 de septiembre de 2012

Carta poema a Mario el Colorado Rabey, 1968


Oso Fete Colorete

     Nada nos destruye porque somos lo que nos pasa.
     En este lugar hay vertientes, el agua sale de las piedras y nunca se repite, las avispas se bañan en los chorritos, las serpientes toman sol.
     Y la gente me tira piedras en el balneario, o viene a escucharnos hablar y se transforma. Todo cambia de color, de clima. El cielo es una alucinación de colores increíbles, el atardecer es verde o amarillo o lila.
     El agua es siempre la misma, pero las vertientes son inconstantes y juguetonas, y el agua es clara y renovada.
     Junco divaga increíblemente, los ve a todos ustedes diciendo las cosas, nos despierta a todos.
     Dejarnos libres unos a los otros es terminar con la guerra y la agresión. Que cada uno se escuche, se palpe, se ponga a secar en el sol y en la luna, cace gotas de lluvia, relaje los tensores, salude a las hormigas, guarde sapos en la mesa de luz y los adore, no deje que nada le sea ajeno.
     Oso Fete, vos y yo estamos matando gente en Vietnam, te das cuenta, los hombres sin cara sienten que son enemigos; Colorete, la gente puede mirar la luna y maravillarse, ¿no ves que todos se están negando a llevar las armas que llevan y te piden perdón cada vez que te insultan?
     No hay que confundir las cosas; un grillo es lo mismo que un violín, cuando pasa un tren no tapa el sonido de la vertiente.
     Hay que confundir las cosas; cada vez que damos la mano robamos con la otra, y sin embargo estamos acá y cada uno de nosotros es innegable.
     No hay que confundir las cosas; la locura es un orden lo mismo que las sastrerías, al revés que las cotorras y mis manos.
     No hay valores, pero el vuelo de un pájaro es un punto de referencia para mirar a ningún lado.
     Acá hay una cuestión tremenda; la gente tiene los ojos iluminados, los chicos encienden fuegos gigantescos junto al río, te miran con sus carbones al rojo, las noches son pesadas y temblorosas.
     Junco dice: “Para que un día no seamos todos iguales y podamos vivir sin recordar que estamos haciendo otras cosas.”
     Oso Fete, la cana corre rumor de que me va a cortar el pelo y Junco va y les dice que ellos están matando en Vietnam, que cada uno debe naufragarse y el comisario la escucha y ya no pasa nada.
     Toda la gente del mundo está esperando la sola evidencia  del agua de las vertientes.
                                                            
Pipo Remolino
  Capilla del Monte
      Febrero 68

jueves, 20 de septiembre de 2012

ESTOY CANSADO. 45 años después Manifiesto repartido el 21 de Septiembre de 1967 en Plaza San Martín


A 45 años del Manifiesto repartido el 21 de septiembre de 1967 entre los náufragos reunidos en Plaza San Martín, una versión comentada.

ESTOY CANSADO. 45 años después
Manifiesto repartido el 21 de Septiembre de 1967 en Plaza San Martín.

A pesar de que tengo sólo 20 años de vida sobre este planeta, soy un ser humano cansado.
Esta mención de “vivir sobre el planeta” me parece muy interesante porque está dicha en un tiempo en el que no se hablaba de ecología ni de “conciencia planetaria” ya que todavía no habían surgido a la luz pública los problemas globales de cambio climático, contaminación, desforestación y tantos otros que hoy son noticia cotidiana.

Estoy cansado de la gente que justifica la matanza de otra gente en nombre de la Libertad, la Democracia, el Socialismo o cualquier otra Gran Palabra.
Esta mención a la “matanza por la democracia” se refiere en primer termino a la guerra de Vietnam, que en ese momento comenzaba a preocupar a los jóvenes, pero también a la represión de los regimenes militares, como Onganía en la Argentina, que decían actuar en nombre del “Occidente Cristiano y Democratico contra el avance del comunismo” repitiendo en escala local la guerra de Vietnam. La referencia a “matar por el Socialismo” es una respuesta directa al Che Guevara, que acababa de ser asesinado en Bolivia, y la mucha gente que, fascinada con la revolución cubana, comenzaba a justificar la lucha armada en nombre de una utopía que ya estaba empezando a mostrar sus contradicciones en la persecución al rock, a los homosexuales, a los escritores disidentes. Tanto la Democracia como el Socialismo eran Grandes Palabras que ocultaban el deseo de control de la vida de las personas mediante la propaganda o la represión tal como habían descripto Huxley y Orwell.

Estoy cansado de que mi planeta sea abusado por gente que no puede vivir sin matar por las armas o el hambre.
Nuevamente aparece “mi planeta” y la urgencia de parar la guerra y solucionar el hambre, que siguen siendo los problemas centrales 45 años después.

Estoy cansado de los que no se animan a decir lo que piensan o sienten y viven una vida falsa y cobarde.
Una preocupación fundamental del grupo de la Cueva, la inautenticidad de la vida moderna. Expresado tantas veces en canciones como “No finjas más” de Moris, ya editado en el simple de Los Beatniks el año anterior, “Ayer nomás”, también del repertorio de los Beatniks, o canciones compuestas en esos días o posteriormente, como “Jugo de tomate frío” de Manal, o “Lo inhumano” y “Sutilmente a Susana” de Tamguito entre muchas otras.

Estoy cansado de que los jovenes sean educados para matar sin que sepan por qué.
La colimba, el gran terror de los jóvenes independientes, de la cual zafamos de una manera u otra casi todos los de la Cueva (Miguel llegó a escaparse a Brasil y lo vinieron a buscar a casa)

Estoy cansado de la gente que cree que tiene el derecho de decir que otros son inferiores.
La discriminación, hoy prohibida por ley y ampliamente discutida, era, en aquellos años, cosa de todos los días. Desde el cotidiano desprecio a los “cabecitas negras” que Tango vivía en carne propia y era cosa natural en la clase media porteña, hasta las noticias sobre el racismo en Estados Unidos, el apartheid en Sudafrica, etc.

Estoy cansado de los que hablan de progreso y no aprenden a amar y comunicarse.
La lectura de los escritores beat o Henry Miller, describiendo el fracaso del “sueño americano”, el rechazo al consumo como paradigma del mejoramiento social tan bien descripto por Moris en “De nada sirve…televisores y lavarropas si uno los usa para escaparse de uno mismo…” Hoy podríamos decir exactamente lo mismo de la útopia tecnológica, mejores celulares y computadoras más potentes para llenar el vacío de la vida cotidiana.

Me tiene podrido una civilizacion que ha hecho que los seres humanos odien a otros seres humanos, ha prohibido a los hombres dormir en cualquier parte de Su Planeta, ha obligado a todos a vivir una vida triste, rutinaria, encerrados en si mismos y en sus casas como en trincheras.
Una civilización que regimenta a las personas para convertirlos en máquinas de producción y consumo, llenando de limites la vida libre en un planeta que podría ser un jardín compartido. “Dormir en cualquier parte de Su Planeta” es una declaración típicamente cuevera, también reflejada en decenas de canciones, desde “Tema en flú sobre el planeta” de Los Abuelos de la Nada o “El oso” de Moris o “Una casa con diez pinos” de Manal. Y qué decir de “La Balsa”, editada por Los Gatos en esos días, el himno de los naufragos que comenzaban a aparecer también en los barrios y se acercaron a nosotros ese 21 de septiembre, gente como Pappo, Pomo y tantos otros.

Y me pregunto, a los 20 años, si los adultos que fabricaron esto esperan que les crea o les tenga fe.
Esta frase prácticamente no necesita comentarios, pero mantiene su actualidad 45 años después. Hoy, que todos los que estuvimos allí somos adultos, le estamos dejando a los que hoy tienen 20 años un mundo tan falso e injusto como el que recibimos.