A 45 años del Manifiesto repartido el 21 de
septiembre de 1967 entre los náufragos reunidos en Plaza San Martín, una
versión comentada.
ESTOY
CANSADO. 45 años después
Manifiesto repartido el 21 de
Septiembre de 1967 en Plaza San Martín.
A pesar de que tengo sólo 20 años de vida sobre este planeta, soy un ser
humano cansado.
Esta mención de “vivir sobre el planeta” me parece
muy interesante porque está dicha en un tiempo en el que no se hablaba de
ecología ni de “conciencia planetaria” ya que todavía no habían surgido a la
luz pública los problemas globales de cambio climático, contaminación,
desforestación y tantos otros que hoy son noticia cotidiana.
Estoy cansado de la gente que justifica la matanza de otra gente en
nombre de la Libertad, la Democracia, el Socialismo o cualquier otra Gran
Palabra.
Esta mención a la “matanza por la democracia” se
refiere en primer termino a la guerra de Vietnam, que en ese momento comenzaba
a preocupar a los jóvenes, pero también a la represión de los regimenes
militares, como Onganía en la Argentina, que decían actuar en nombre del “Occidente
Cristiano y Democratico contra el avance del comunismo” repitiendo en escala
local la guerra de Vietnam. La referencia a “matar por el Socialismo” es una
respuesta directa al Che Guevara, que acababa de ser asesinado en Bolivia, y la
mucha gente que, fascinada con la revolución cubana, comenzaba a justificar la
lucha armada en nombre de una utopía que ya estaba empezando a mostrar sus
contradicciones en la persecución al rock, a los homosexuales, a los escritores
disidentes. Tanto la Democracia como el Socialismo eran Grandes Palabras que
ocultaban el deseo de control de la vida de las personas mediante la propaganda
o la represión tal como habían descripto Huxley y Orwell.
Estoy cansado de que mi planeta sea abusado por gente que no puede vivir
sin matar por las armas o el hambre.
Nuevamente aparece “mi planeta” y la urgencia de
parar la guerra y solucionar el hambre, que siguen siendo los problemas
centrales 45 años después.
Estoy cansado de los que no se animan a decir lo que piensan o sienten y
viven una vida falsa y cobarde.
Una preocupación fundamental del grupo de la Cueva,
la inautenticidad de la vida moderna. Expresado tantas veces en canciones como “No
finjas más” de Moris, ya editado en el simple de Los Beatniks el año anterior, “Ayer
nomás”, también del repertorio de los Beatniks, o canciones compuestas en esos
días o posteriormente, como “Jugo de tomate frío” de Manal, o “Lo inhumano” y “Sutilmente
a Susana” de Tamguito entre muchas otras.
Estoy cansado de que los jovenes sean educados para matar sin que sepan
por qué.
La colimba, el gran terror de los jóvenes independientes,
de la cual zafamos de una manera u otra casi todos los de la Cueva (Miguel
llegó a escaparse a Brasil y lo vinieron a buscar a casa)
Estoy cansado de la gente que cree que tiene el derecho de decir que
otros son inferiores.
La discriminación, hoy prohibida por ley y
ampliamente discutida, era, en aquellos años, cosa de todos los días. Desde el
cotidiano desprecio a los “cabecitas negras” que Tango vivía en carne propia y
era cosa natural en la clase media porteña, hasta las noticias sobre el racismo
en Estados Unidos, el apartheid en Sudafrica, etc.
Estoy cansado de los que hablan de progreso y no aprenden a amar y
comunicarse.
La lectura de los escritores beat o Henry Miller,
describiendo el fracaso del “sueño americano”, el rechazo al consumo como
paradigma del mejoramiento social tan bien descripto por Moris en “De nada
sirve…televisores y lavarropas si uno los usa para escaparse de uno mismo…” Hoy
podríamos decir exactamente lo mismo de la útopia tecnológica, mejores
celulares y computadoras más potentes para llenar el vacío de la vida
cotidiana.
Me tiene podrido una civilizacion que ha hecho que los seres humanos
odien a otros seres humanos, ha prohibido a los hombres dormir en cualquier
parte de Su Planeta, ha obligado a todos a vivir una vida triste, rutinaria,
encerrados en si mismos y en sus casas como en trincheras.
Una civilización que regimenta a las personas para
convertirlos en máquinas de producción y consumo, llenando de limites la vida
libre en un planeta que podría ser un jardín compartido. “Dormir en cualquier
parte de Su Planeta” es una declaración típicamente cuevera, también reflejada
en decenas de canciones, desde “Tema en flú sobre el planeta” de Los Abuelos de
la Nada o “El oso” de Moris o “Una casa con diez pinos” de Manal. Y qué decir
de “La Balsa”, editada por Los Gatos en esos días, el himno de los naufragos
que comenzaban a aparecer también en los barrios y se acercaron a nosotros ese
21 de septiembre, gente como Pappo, Pomo y tantos otros.
Y me pregunto, a los 20 años, si los adultos que fabricaron esto esperan
que les crea o les tenga fe.
Esta frase prácticamente no necesita comentarios,
pero mantiene su actualidad 45 años después. Hoy, que todos los que estuvimos
allí somos adultos, le estamos dejando a los que hoy tienen 20 años un mundo
tan falso e injusto como el que recibimos.
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