Conocí a Marina en una conferencia de producción orgánica en San pablo, hace unos años. Compartimos estrado en una enorme sala llena de gente ansiosa por escucharla, ya que estaba en plena batalla pública con el presidente Lula y el ministro de Agricultura sobre el tema de los transgénicos. Fueron sus últimos días como Ministra de Medio Ambiente. Ya había tratado de frenar los planes de “desarrollar” la Amazonia y ahora estaba intentando que no dieran de baja la ley que –promocionada por Marina y asociaciones ecologistas y de pequeños productores- prohibía el uso de transgénicos en la agricultura.
Marina, que llevaba años luchando por el amazonas –fue la mano derecha del asesinado Chico Mendez y ella misma nació en una familia de recolectores de caucho- y que se había unido tempranamente a las huestes de Lula, estaba ahora enojadísima y frustrada porque Lula había optado por rendirse a Monsanto fascinado por las promesas de alta productividad. Al día siguiente de la conferencia Marina abandonó el gobierno.
La mesa fue muy tensa, porque estaba presente el Ministro de Agricultura pro transgénico, y el Ministro de Agricultura Familiar, que trataba de contemporizar aunque representaba a los agricultores de pequeña escala, a los que la agricultura industrial saca fuera del mercado.
En esa época había en el gabinete de Lula otro miembro del Partido Verde, el Ministro de Cultura, el cantante Gilberto Gil. Porque hasta entonces el Partido Verde, apenas creado pero de gran influencia entre los intelectuales y artistas, apoyaba a Lula y formaba parte de la coalición gobernante.
El partido verde brasilero, mal llamado ecologista -su plataforma no se limita a los temas ambientales y presenta un proyecto de desarrollo social y económico sustentable-, fue fundado por un personaje interesantísimo, Fernando Gabeira. Guerrillero en los sesenta, preso y exiliado durante años en Suecia, que volvió con la democracia para promover la sustentabilidad, la liberación sexual, el matrimonio gay, la legalización de la marihuana y muchos otros temas de vanguardia cultural. Gabeira además escribió sus experiencias en libros divertidos y apasionantes, como “O que e isso, companheiro?” sobre la experiencia guerrillera (que Bruno Barreto llevo al cine) y “O crepúsculo do macho” sobre el machismo de la izquierda y su experiencia personal con los movimientos feministas europeos.
Espero que el asombroso crecimiento electoral de Marina sacuda las almas dormidas de los alternativos argentinos y latinoamericanos, que aviven el seso y despierten, y nos pongamos juntos a imaginar un movimiento político y social que pueda plantear un desarrollo sustentable que reviva las culturas ancestrales y respete la riqueza y la biodiversidad americana, negociando con la oleada “progresista” que recorre América del sur.
Por los glaciares, por el Amazonas, por las culturas indígenas, por la difusión del poder entre la gente común y no dejarlo en manos de líderes supuestamente iluminados que tienden a caer en el autoritarismo, hacen falta muchas Marina Silva, miles de Marina Silva.
lunes, 4 de octubre de 2010
jueves, 16 de septiembre de 2010
ESTOY CANSADO. 21 SEPTIEMBRE 1967
Manifiesto repartido el 21 de Septiembre de 1967 en Plaza San Martín.
A pesar de que tengo sólo 20 años de vida sobre este planeta, soy un ser humano cansado.
Estoy cansado de la gente que justifica la matanza de otra gente en nombre de la Libertad, la Democracia, el Socialismo o cualquier otra Gran Palabra.
Estoy cansado de que mi planeta sea abusado por gente que no puede vivir sin matar por las armas o el hambre.
Estoy cansado de los que no se animan a decir lo que piensan o sienten y viven una vida falsa y cobarde.
Estoy cansado de que los jovenes sean educados para matar sin que sepan por qué.
Estoy cansado de la gente que cree que tiene el derecho de decir que otros son inferiores.
Estoy cansado de los que hablan de progreso y no aprenden a amar y comunicarse.
Me tiene podrido una civilizacion que ha hecho que los seres humanos odien a otros seres humanos, ha prohibido a los hombres dormir en cualquier parte de Su Planeta, ha obligado a todos a vivir una vida triste, rutinaria, encerrados en si mismos y en sus casas como en trincheras.
Y me pregunto, a los 20 años, si los adultos que fabricaron esto esperan que les crea o les tenga fe.
Pipo Lernoud
A pesar de que tengo sólo 20 años de vida sobre este planeta, soy un ser humano cansado.
Estoy cansado de la gente que justifica la matanza de otra gente en nombre de la Libertad, la Democracia, el Socialismo o cualquier otra Gran Palabra.
Estoy cansado de que mi planeta sea abusado por gente que no puede vivir sin matar por las armas o el hambre.
Estoy cansado de los que no se animan a decir lo que piensan o sienten y viven una vida falsa y cobarde.
Estoy cansado de que los jovenes sean educados para matar sin que sepan por qué.
Estoy cansado de la gente que cree que tiene el derecho de decir que otros son inferiores.
Estoy cansado de los que hablan de progreso y no aprenden a amar y comunicarse.
Me tiene podrido una civilizacion que ha hecho que los seres humanos odien a otros seres humanos, ha prohibido a los hombres dormir en cualquier parte de Su Planeta, ha obligado a todos a vivir una vida triste, rutinaria, encerrados en si mismos y en sus casas como en trincheras.
Y me pregunto, a los 20 años, si los adultos que fabricaron esto esperan que les crea o les tenga fe.
Pipo Lernoud
miércoles, 18 de agosto de 2010
MI HEROE ES EL BUDISTA PUNK
MI HEROE ES EL BUDISTA PUNK El que enciende el fuego de la creatividad sin comerse ninguna. El que sabe que todo es mentira pero sigue empujando la rueda con otros, inventando cada día una razón para pelear por los que están vivos, y por los ríos, las montañas, las personas comunes, los bosques aromáticos del sur y las selvas alborotadas del noreste.
Mi héroe era anarquista, pero se dio cuenta de que tiene tanto efecto como patear un caballo muerto. Que el anarquismo siempre desemboca en pequeñas peleas de poder, o en un sálvese quien pueda o en un hago lo que se me da la gana.
Mi héroe era drogón, pero se aburrió de buscar dealers en lugares peligrosos y de encerrarse con otros cuatro para hablar siempre de lo mismo. O, después de unos saques, acelerarse convencido de ser lo más, y no llegar a ningún lado. Ni estar aquí, ahora. Por eso ahora fuma flores caseras de los amigos y no paraguayo meado.
Mi héroe se asqueó de las explicaciones políticas. Vivió los odios políticos de los setenta, la represión salvaje de la dictadura, las frustradas promesas de la partidocracia. Por eso ahora quiere ir paso a paso, con la sociedad, construyendo. No confía en las teorías. Todos los fracasados tienen teorías para justificar su parálisis. O eligen un enemigo y le tiran todo el fardo: si él es muy malo, yo soy muy bueno. Pero esa película ya la vio.
Mi héroe dice que lo de Buda es simple: Dios no existe, nosotros estamos acá por un rato nada más, antes de desaparecer comidos por los gusanos. Mejor que nos pongamos de acuerdo. Nadie cruza el río si no lo cruzamos todos. No hay sociedad que funcione sobre la pobreza y la marginación. No hay country al que escapar. Todos estamos en el mismo barco, en un viaje tormentoso. Eso se llama compasión. Pasión compartida.
Todos sufrimos, todos vamos a morir, el mundo es una fantasía que se deshace entre los dedos, el amor no dura, la sal no sala y el azúcar no endulza. Entonces sólo queda el Todos Juntos (con-pasión) o el Todos contra Todos.
Mejor no seguir a los líderes, como dijo Dylan en aquel blues del subterráneo. O como cantaba Milton Nascimento, “Hoy ya no sueño, hago mi vida con mi brazo.” O como anunció Lennon: “El sueño terminó, trabajemos en el mundo real”.
Y el mundo real es maravilloso, infinito, vibrante. No es un laburo esclavo y Tinelli a la noche. Es ballenas saltando en el golfo de San José, monos aulladores en las copas de los árboles, tribus bailando danzas ancestrales, rock and roll abriéndote la tapa de los sesos, un jardín y mis amigos…
El mundo real vale la pena. La gente festejando junta, el trabajo compartido, el sexo como un fruto jugoso.
Mi héroe budista es punk porque no hay futuro. Lo único que hay es ahora. No me van a vender más sueños consumistas, utopías comunistas, paraísos monoteístas. No hay futuro. Hay un agujero negro. Pero estoy aquí, ahora, con ustedes.
El budista punk no cree en nada. Disfruta. Comparte. Vino aquí para cantar una canción y amar al mundo, como decía Hesse. Y a bancarse ese defecto, el mío y el tuyo, aceptar que cada cual tiene un trip en el bocho. Somos todos diferentes. Ya lo definió Javier Martinez: “Somos todos iguales en que somos todos diferentes. Lo demás es ropa.”
Y somos todos alma de diamante. Aunque el alma no exista, pero el milagro es que vos estés aquí, en el mismo mundo que yo, por un rato. Eso es todo lo que tenemos.
Eso dice el budista punk, mi héroe. Y es una buena fórmula para empezar el día. A brillar, mi amor.
Mi héroe era anarquista, pero se dio cuenta de que tiene tanto efecto como patear un caballo muerto. Que el anarquismo siempre desemboca en pequeñas peleas de poder, o en un sálvese quien pueda o en un hago lo que se me da la gana.
Mi héroe era drogón, pero se aburrió de buscar dealers en lugares peligrosos y de encerrarse con otros cuatro para hablar siempre de lo mismo. O, después de unos saques, acelerarse convencido de ser lo más, y no llegar a ningún lado. Ni estar aquí, ahora. Por eso ahora fuma flores caseras de los amigos y no paraguayo meado.
Mi héroe se asqueó de las explicaciones políticas. Vivió los odios políticos de los setenta, la represión salvaje de la dictadura, las frustradas promesas de la partidocracia. Por eso ahora quiere ir paso a paso, con la sociedad, construyendo. No confía en las teorías. Todos los fracasados tienen teorías para justificar su parálisis. O eligen un enemigo y le tiran todo el fardo: si él es muy malo, yo soy muy bueno. Pero esa película ya la vio.
Mi héroe dice que lo de Buda es simple: Dios no existe, nosotros estamos acá por un rato nada más, antes de desaparecer comidos por los gusanos. Mejor que nos pongamos de acuerdo. Nadie cruza el río si no lo cruzamos todos. No hay sociedad que funcione sobre la pobreza y la marginación. No hay country al que escapar. Todos estamos en el mismo barco, en un viaje tormentoso. Eso se llama compasión. Pasión compartida.
Todos sufrimos, todos vamos a morir, el mundo es una fantasía que se deshace entre los dedos, el amor no dura, la sal no sala y el azúcar no endulza. Entonces sólo queda el Todos Juntos (con-pasión) o el Todos contra Todos.
Mejor no seguir a los líderes, como dijo Dylan en aquel blues del subterráneo. O como cantaba Milton Nascimento, “Hoy ya no sueño, hago mi vida con mi brazo.” O como anunció Lennon: “El sueño terminó, trabajemos en el mundo real”.
Y el mundo real es maravilloso, infinito, vibrante. No es un laburo esclavo y Tinelli a la noche. Es ballenas saltando en el golfo de San José, monos aulladores en las copas de los árboles, tribus bailando danzas ancestrales, rock and roll abriéndote la tapa de los sesos, un jardín y mis amigos…
El mundo real vale la pena. La gente festejando junta, el trabajo compartido, el sexo como un fruto jugoso.
Mi héroe budista es punk porque no hay futuro. Lo único que hay es ahora. No me van a vender más sueños consumistas, utopías comunistas, paraísos monoteístas. No hay futuro. Hay un agujero negro. Pero estoy aquí, ahora, con ustedes.
El budista punk no cree en nada. Disfruta. Comparte. Vino aquí para cantar una canción y amar al mundo, como decía Hesse. Y a bancarse ese defecto, el mío y el tuyo, aceptar que cada cual tiene un trip en el bocho. Somos todos diferentes. Ya lo definió Javier Martinez: “Somos todos iguales en que somos todos diferentes. Lo demás es ropa.”
Y somos todos alma de diamante. Aunque el alma no exista, pero el milagro es que vos estés aquí, en el mismo mundo que yo, por un rato. Eso es todo lo que tenemos.
Eso dice el budista punk, mi héroe. Y es una buena fórmula para empezar el día. A brillar, mi amor.
domingo, 11 de julio de 2010
Rock y militancia política, continuación
Parte del problema es que es dificil leer objetivamente hoy (despues de la dictadura, los desaparecidos, etc) cosas que fueron dichas en otro contexto.
Lo americanista, lo mismo. Ser americanista no significa estar a favor de la revolución en el sentido "guevarista" del término. Es más, yo me considero hiper americanista, trabajo con campesinos peruanos, bolivianos, chaqueños, comunidades indigenas, etc. Y estoy y estuve super en desacuerdo con la visión revolucionaria violenta, siempre la sentí muy reaccionaria y antipopular, elitista.Los campesinos bolivianos que no le dieron ni cinco de pelota al Che pensaban lo mismo, a su manera. "Y este, ¿de qué habla?"
Pero bueno, dá para un debate largo y rico. De lo que estoy seguro, por haberlo vivido y conocerlos bien, es que ningún rockero de la primera camada estuvo a favor de la revolución violenta o cualquier tipo de dictadura, aunque se llamara "del proletariado".
Sé que en este momento no es políticamente correcto decir todo esto, pero es lo que dije toda mi vida, empezando en la Cueva. Yo siento que es una pena que muchos jovenes se están volviendo a comer la bigornia de "La Revolución" cuando la mayoría de los que lo vivimos no queremos saber nada con imponer un régimen por la fuerza. Preguntale a Dilma Rouseff o a Mujica, presidente de Uruguay, revolucionarios de verdad, cómo creen que se puede hacer el cambio. Hoy ellos tienen claro que la violencia y el autoritarismo son ineficientes, contraproducentes. No hay una sola revolución que haya tenido éxito. Todo el progreso (enorme) que se díó en el siglo veinte se dió a través de la democracia y la libertad. Y el cambio que está sucediendo en America Latina es a través de la democracia y la libertad. Es lento, pero funciona. No quiero parecerme a Cuba, en donde no me dejarían tener mi programa de la Tribu, quiero parecerme a Noruega, donde no hay clases sociales, ni represión, ni pobres, ni analfabetos. ¿Quien hizo la revolución noruega? La gente, a través del tiempo, avanzando de a poco. Votando cosas como la Ley de Medios o la Asignación por Hijo. De a poco. La conciencia de la gente tiene que cambiar para que el cambio sea sólido y duradero.
Lo americanista, lo mismo. Ser americanista no significa estar a favor de la revolución en el sentido "guevarista" del término. Es más, yo me considero hiper americanista, trabajo con campesinos peruanos, bolivianos, chaqueños, comunidades indigenas, etc. Y estoy y estuve super en desacuerdo con la visión revolucionaria violenta, siempre la sentí muy reaccionaria y antipopular, elitista.Los campesinos bolivianos que no le dieron ni cinco de pelota al Che pensaban lo mismo, a su manera. "Y este, ¿de qué habla?"
Pero bueno, dá para un debate largo y rico. De lo que estoy seguro, por haberlo vivido y conocerlos bien, es que ningún rockero de la primera camada estuvo a favor de la revolución violenta o cualquier tipo de dictadura, aunque se llamara "del proletariado".
Sé que en este momento no es políticamente correcto decir todo esto, pero es lo que dije toda mi vida, empezando en la Cueva. Yo siento que es una pena que muchos jovenes se están volviendo a comer la bigornia de "La Revolución" cuando la mayoría de los que lo vivimos no queremos saber nada con imponer un régimen por la fuerza. Preguntale a Dilma Rouseff o a Mujica, presidente de Uruguay, revolucionarios de verdad, cómo creen que se puede hacer el cambio. Hoy ellos tienen claro que la violencia y el autoritarismo son ineficientes, contraproducentes. No hay una sola revolución que haya tenido éxito. Todo el progreso (enorme) que se díó en el siglo veinte se dió a través de la democracia y la libertad. Y el cambio que está sucediendo en America Latina es a través de la democracia y la libertad. Es lento, pero funciona. No quiero parecerme a Cuba, en donde no me dejarían tener mi programa de la Tribu, quiero parecerme a Noruega, donde no hay clases sociales, ni represión, ni pobres, ni analfabetos. ¿Quien hizo la revolución noruega? La gente, a través del tiempo, avanzando de a poco. Votando cosas como la Ley de Medios o la Asignación por Hijo. De a poco. La conciencia de la gente tiene que cambiar para que el cambio sea sólido y duradero.
martes, 6 de julio de 2010
Apuntes: Rock y militancia política
Es un tema para charlar largo, pero como primera medida hay que tener claro que los rockeros (por lo menos la primera generación, incluyendo Pedro y Pablo y Arco Iris) estuvo claramente en contra de la violencia política, continuando una tradición que tiene a Gandhi y Tolstoy como maestros, y a Allen Ginsberg ("profetizar sin la muerte como consecuencia") Bob Dylan ("Creí que el mundo era blanco o negro, y que yo era un mosquetero" dijo en su autocrítica en el 65), y los Beatles ("Todos queremos cambiar el mundo, pero si hablas de destrucción, no cuentes conmigo").
En el caso argentino, todo empezó leyendo la revista de Grinberg, que publicaba cartas de Ginsberg sobre como lo habían perseguido por homosexual en Cuba y Checoeslovaquia, y las polémicas entre Sartre y Camus sobre la ética "revolucionaria" y la libertad. Hay que mencionar aquí que al mismo tiempo que los estudiantes se sublevaban en Paris y Berkeley, se sublevaban contra la dictadura "socialista" sovietica en Checoeslovaquia y Hungría.
Algunos de nosotros habíamos leido a lo budistas y taoistas (el cambio está en la mente) y eso incluye y subraya a Santaolalla, místico y prácticante de yoga. No hay más que recordar a Moris ("El comunismo resultó complicado" que, aunque habla de los chantas entre los naúfragos, es un tiro por elevación.) Moris compuso muchos temas pacifistas y anti sistema que eran claros al respecto. TODAS las guerras son malas, TODOS los sistemas son represivos. En esos días se hablaba mucho de que Los Beatles estaban prohibidos en Cuba, y Silvio Rodriguez fue echado de la televisión estatal por pasarlos. En el 67, el día de la primavera, en Plaza San Martín, yo repartí un manifiesto que decía, entre otras cosas: "Apesar de que tengo nada más que veinte años de vida sobre el planeta, estoy cansado...de los que justifican la muerte de personas en nombre de la Democracia (por la guerra de Vietnam), el Socialismo (por el Che Guevara y la lucha armada, que todavía no comenzaba a asomar en el pais) o cualquier otra Gran Palabra." Hay que tener en cuenta que nosotros somos de la misma generación que los que después asumieron la lucha armada, y que en el 67 mataron al Che, y empezó el mito del heroe popular que sacrifica su vida por un ideal. Ya habían muerto en Latinoamérica otros menos famosos como el cura Camilo Torres o el poeta Javier Heraud. Yo tuve un tiempo de militante troskista, años antes, y me los sabía a todos.
Cantilo sintetizó el tema diciendo "Los que mandan tienen este mundo/, repodrido y dividido en dos/ culpa de su afan de conquistarse/ por la fuerza (rusos) o por la explotación (yanquis)". Estaba claro, y gente como Huxley lo había dicho, que ambos sistemas eran opresivos para la gente común, masificantes y alienantes. Y que la militancia violenta para imponer otro sistema desembocaría en una dictadura autoritaria y militarista, como se había probado en Rusia con Stalin y se empezaba a avizorar, ya en esos días, en Cuba. La uníca manera de producir un cambio -pensabamos entonces, pienso todavía hoy- es cambiando la perspectiva de la gente, cambiando la mente, como dijo alguna vez Spinetta. Estaba claro, y se probó largamente después, que la violencia sólo engendra violencia, no importa quién empiece la pelea, que es la escusa de los que justifican la lucha armada. Por supuesto que si entran en mi casa estoy dispuesto a pelear, pero las ideas abstractas, los planes de líderes delirantes, el futuro venturoso y el paraiso cristiano de la Revolución... No hay un sólo caso de éxito. Y eso ya se sabía a fines de los sesenta. No lo veían los militantes, porque pensaban que era propaganda de la CIA, pero todos sabíamos que el "bloque socialista" era un mundo gris y controlado, como lo pintó Orwell.
En el caso argentino, todo empezó leyendo la revista de Grinberg, que publicaba cartas de Ginsberg sobre como lo habían perseguido por homosexual en Cuba y Checoeslovaquia, y las polémicas entre Sartre y Camus sobre la ética "revolucionaria" y la libertad. Hay que mencionar aquí que al mismo tiempo que los estudiantes se sublevaban en Paris y Berkeley, se sublevaban contra la dictadura "socialista" sovietica en Checoeslovaquia y Hungría.
Algunos de nosotros habíamos leido a lo budistas y taoistas (el cambio está en la mente) y eso incluye y subraya a Santaolalla, místico y prácticante de yoga. No hay más que recordar a Moris ("El comunismo resultó complicado" que, aunque habla de los chantas entre los naúfragos, es un tiro por elevación.) Moris compuso muchos temas pacifistas y anti sistema que eran claros al respecto. TODAS las guerras son malas, TODOS los sistemas son represivos. En esos días se hablaba mucho de que Los Beatles estaban prohibidos en Cuba, y Silvio Rodriguez fue echado de la televisión estatal por pasarlos. En el 67, el día de la primavera, en Plaza San Martín, yo repartí un manifiesto que decía, entre otras cosas: "Apesar de que tengo nada más que veinte años de vida sobre el planeta, estoy cansado...de los que justifican la muerte de personas en nombre de la Democracia (por la guerra de Vietnam), el Socialismo (por el Che Guevara y la lucha armada, que todavía no comenzaba a asomar en el pais) o cualquier otra Gran Palabra." Hay que tener en cuenta que nosotros somos de la misma generación que los que después asumieron la lucha armada, y que en el 67 mataron al Che, y empezó el mito del heroe popular que sacrifica su vida por un ideal. Ya habían muerto en Latinoamérica otros menos famosos como el cura Camilo Torres o el poeta Javier Heraud. Yo tuve un tiempo de militante troskista, años antes, y me los sabía a todos.
Cantilo sintetizó el tema diciendo "Los que mandan tienen este mundo/, repodrido y dividido en dos/ culpa de su afan de conquistarse/ por la fuerza (rusos) o por la explotación (yanquis)". Estaba claro, y gente como Huxley lo había dicho, que ambos sistemas eran opresivos para la gente común, masificantes y alienantes. Y que la militancia violenta para imponer otro sistema desembocaría en una dictadura autoritaria y militarista, como se había probado en Rusia con Stalin y se empezaba a avizorar, ya en esos días, en Cuba. La uníca manera de producir un cambio -pensabamos entonces, pienso todavía hoy- es cambiando la perspectiva de la gente, cambiando la mente, como dijo alguna vez Spinetta. Estaba claro, y se probó largamente después, que la violencia sólo engendra violencia, no importa quién empiece la pelea, que es la escusa de los que justifican la lucha armada. Por supuesto que si entran en mi casa estoy dispuesto a pelear, pero las ideas abstractas, los planes de líderes delirantes, el futuro venturoso y el paraiso cristiano de la Revolución... No hay un sólo caso de éxito. Y eso ya se sabía a fines de los sesenta. No lo veían los militantes, porque pensaban que era propaganda de la CIA, pero todos sabíamos que el "bloque socialista" era un mundo gris y controlado, como lo pintó Orwell.
lunes, 28 de junio de 2010
SUEÑOS DE AFRICA
Todos hemos estado sumergidos en los sueños de África. Aunque no te interese el futbol, África estuvo en todos lados, desde National Geografic hasta Susana Gimenez, desde CNN hasta canal Encuentro. Y en las radios y los diarios. Suplementos de viajes, números especiales de revistas de actualidad, etc. Viste leones rugiendo y negros bailando hasta en la sopa. Sonaron las vuvuzelas hasta dejar sordo a medio planeta, con el ministro de salud de la provincia de Buenos Aires explicando los peligros de los sonidos tan estentóreos.
Llamó la atención que el mundial fuera una fiesta desatada, con bailes y cantos por todos lados. En realidad, esa es la tarjeta de presentación del continente: África le enseñó y le enseña al mundo a bailar y cantar desde tiempos inmemoriales. Nuestra música popular no existiría si no fuera por los africanos que secuestramos y trajimos a América como esclavos, los que crearon el samba, el blues, el jazz, el tango, el bolero, el merengue, el candombe, la milonga y todos los géneros que se te ocurran menos el minué y el vals.
Y todo se celebra en África con cantos y bailes, con fiesta.
Y la fiesta, en África, tiene mucho de sagrado, porque está cerca del éxtasis. Originalmente el baile era un camino al éxtasis, cosa que todavía se ve en el sur de Marruecos, las zonas que describe Skay en el reportaje de este número. Los cantantes vagabundos, los chamanes musicales, circulan todavía por el Sahara y sus márgenes, tanto al sur en los países negros de la África subsahariana, lugares como Senegal o Mali, al igual que en el norte, en los países árabes, lugares como Marruecos, Argelia o Túnez. Los sostenedores de la tradición Griot, los cantantes extáticos que, con una guitarra hecha con un palo de escoba y una caja con un cuero para la resonancia, acompañados por decenas de tambores, gritan los cantos sagrados que llevan a la comunidad al trance iluminado. Esa tradición se refleja en América en los ritos santeros yorubas, los cantos a Iemanjá y Xangó, la “bajada del santo” en las personas comunes. Yo lo vi en Marruecos, al sur de Marrakech, hace cuarenta años. Y lo vi en Theis, Senegal, hace cinco. Pero también lo vi en Bahía, en el 83, en el Terreiro (Territorio sagrado) de la Mae Menininha de Gantois. Y en la Habana, Cuba, en el 2000.
Nosotros, los blanquitos occidentales, no tenemos idea de las fuerzas que residen en el ritmo y el canto. Fuerzas que viven dentro nuestro desde que nos pusimos en movimiento, los primeros seres humanos, bajando de los árboles, en África, justamente. Hoy apenas sentimos el leve toque del ala del éxtasis sumergiéndonos en Jimmi Hendrix, Little Richard o John Coltrane. O escuchando intensamente a aquellos que mamaron de la tradición del ritmo extático aunque no sean negros: rubios locos como Jerry Lee Lewis, los Beatles o Metallica.
Pero esas fuerzas pueden tomar el control de una persona y llevarlo al electric ladyland, como arrastrados por un oleaje furibundo que surge desde el centro del ser, desde el plexo solar, vibraciones y oleadas de electricidad interna que harían las delicias de psicólogos como Wilhelm Reich o cualquier banda de salsa del Caribe. Los dos descendientes de africanos que son ídolos máximos de la música popular, Hendrix y Marley, eran seres a los que les “bajaba el santo”, actuaban en estado de éxtasis y se lo transmitían a la audiencia.
ADAPTARSE AL MUNDO
Pero en estos tiempos, los africanos están haciendo un esfuerzo colosal por adaptarse al mundo moderno, y el mundial fue un paso gigantesco por parte del país más desarrollado de todos, Sudáfrica. Desde que Nelson Mandela –un héroe contemporáneo mil veces más importante que el Che Guevara- dio vuelta el panqueque de la historia africana con su resistencia pacífica y su paciente desmoronamiento del apartheid, África tiene otra perspectiva, y está tratando de visualizarse de otra manera. Mandela guió a su país a un intento de reconciliación dificilísimo y tal vez discutible. ¿Cómo reconciliarse con quienes te han torturado y sometido durante generaciones?
Es que los africanos arrastran el karma más pesado de la humanidad. Generaciones enteras de pobladores del oeste de África -millones de jóvenes durante siglos- fueron secuestradas y arrastradas a los mercados de esclavos del Caribe o Brasil o el Rio de la Plata. En Dakar todavía se puede visitar la isla en donde reunían a los esclavos para revisarlos antes de amontonarlos en los barcos rumbo a América. Y es impresionante. Las cadenas, los grilletes, las máquinas de tortura…
Fueron colonizados casi al mismo tiempo que América, durante el periodo de expansión Europea, pero se liberaron doscientos años después, y todavía arrastran una dependencia mucho mayor que la nuestra de las viejas capitales coloniales. Todavía hoy, un habitante de Senegal o Nigeria no llega a nada si no consigue estudiar en Paris o Londres.
La colonia europea dividió al continente de manera caprichosa (este pedazo para los belgas, este para los franceses, este para los ingleses, el sur para los holandeses) dejando las tribus originales, con sus lenguas y tradiciones de un lado y de otro de fronteras inventadas en una mesa de negociaciones. Por eso las guerras tribales que todavía desgarran al continente. Nuestros países del sur también surgieron de caprichos y batallas, y tienen fronteras que cortan por el medio a culturas enteras (kollas divididos entre Argentina, Bolivia, Perú Ecuador, guaraníes divididos entre Paraguay, Brasil, Argentina, etc.). Pero en los países de África negra esto es mucho más dramático, ya que el 99% de la población pertenece a esas tribus enfrentadas, a esos pueblos divididos.
Todos esos viejos dolores y horrores fueron pensados por Mandela al tratar de construir un país que incluya a todos. Un país que tiene idiomas oficiales de todos los colores, ya que uno es la deformación del holandés – el africanas, que representa a los colonizadores más violentos y racistas- otro es un inglés adaptado por la segunda oleada de colonizadores, otro la lengua del imperio Zulú, el imperio negro más grande de África (¿recuerdan Shaka Zulu, en la tele?) otro es el Xhosa, de otra tribu, y además está la abundante influencia de la población venida de la India, etc.…
Sudáfrica es un muestrario de las grandezas y los dolores de África. Tiene, como toda África negra, dos clases sociales claramente definidas: Los blancos son los ricos y los negros son los pobres. Aunque gobiernen los negros. Y además tiene, como tantos países colonizados por los británicos, una pequeña clase media comerciante india, surgida de los empleados que la Reina Victoria llevó a las colonias para formar la burocracia del Imperio. Son curiosos esos países que están sembrados de templos dedicados a Krishna o Shiva, y tienen estatuas de Ganesha en muchos lugares, cosa que se ve también en las ex colonias inglesas del Caribe, como Trinidad Tobago o Jamaica.
En fin, hemos visto un impresionante espectáculo armado esforzadamente por un pueblo maltratado y sometido durante siglos, con gobernantes corruptos y un 25% de portadores de HIV, un pueblo que trata de construir un África nueva para seguir el sueño de Mandela, un sueño de justicia, fraternidad y libertad para todos los africanos.
martes, 8 de junio de 2010
Ayer fue un día del periodista raro. Me gustó que se discuta el rol del periodista y la responsabilidad durante la dictadura, etc. Pero no me siento cómodo con el tono amargo del debate, el acento inquisidor de algunos colegas devenidos defensores de la fé. No sé.
Cumplo más de 35 años ininterrumpidos de profesión (empecé en Pelo en el 74 con un reportaje a Porsuigieco) siempre independiente, auto financiado, incluso sin relación de dependencia. No me siento un "trabajador de la cultura" ni un practicante de "la Profesión", me siento un tipo que escribe, es curioso y que, como decía alguien (creo que Hesse), "he venido a cantar una canción y amar al mundo".
Como buen argentino, me tocó vivir y trabajar en medio de todo tipo de dueños de la verdad, muchos de ellos violentos, desde la triple A y Montoneros a Videla y sus muchachos. y como nos enseñó Charly, aprendí a esquivarlos hablando aparentemente de "otra cosa" y no del enfrentamiento cotidiano y de visión corta que genera esta clase de gente.
En el 69 tuve una discusión en el Bar Moderno con mi mejor amigo, Manolo Belloni, sobre la violencia política y la obediencia ciega. Eramos muy jóvenes, 22 años, y estabamos seguros de que el mundo iba a cambiar en los próximos diez minutos. Pero teníamos visiones muy distintas de cómo producir ese cambio. El me anunció : "No me vas a ver más, porque voy a entrar en la clandestinidad, acá hay que tomar el poder por las armas" Yo le dije: "¿Cómo vas a matar o morir siguiendo ordenes de gente que no conocés bien, por un ideal lejano? ¿Y si te equivocás? ¿Si matas a gente inocente?¿Si los que te mandan al muere son unos mentirosos o tienen un plan delirante?"
El criticó mi visión del cambio pacifico y hippie a través del abandono de la rueda del consumo y la creación de una sociedad alternativa. Me dijo que el rock no era más que un entretenimiento creado por el capitalismo para distraer a las masas, etc. En muchos sentidos tenía razón. Y yo también. Me acuerdo que le dije una frase de Ginsberg: "Profetizar sin la muerte como consecuencia" porque me pareció lo central en la discusión. Y el autoritarismo. Él quería tomar el poder y ejercerlo sin piedad y yo quería disolver los poderes. En fin.
Al poco tiempo me fui a Europa durante varios años, y cuando volví me enteré de que lo habían asesinado, en un estúpido "enfrentamiento" cuyos detalles leí en la biografía de su madre, Lili Massaferro.
Traigo todo esto a colación porque algunas discusiones de hoy y algunos profetas me hacen acordar a Manolo y su visión cerrada de cómo tienen que ser las cosas y quién está del buen lado y quién no. Hace años que no me atrevo a contar esta historia por respeto a su hermana Liliana y a su viuda Nina. Y por respeto a tantos otros que fueron cruelmente torturados y asesinados. Para mí removerlo también es muy duro.
Pero quiero contarla para contribuir a que nunca más caigamos en esta trampa del enfrentamiento ciego. Hemos perdido demasiada gente valiosa, muchos de ellos maestros de periodismo, que recordamos en esta fecha.
Yo aprovecho para festejar haber encontrado una "profesión" que me permitió explorar el mundo, conocer gente maravillosa (Atahualpa, Borges, Gismonti, Piazzolla, etc) y decir lo que pienso sin pedirle permiso a ningún jefe.
Post Data: Creo que la Ley de Medios es una muy buena idea, que ha sido elaborada con la participación de las bases en muchisimas comisiones en todo el país, y que ojalá no sea un mero instrumento de política menor, sólo para destruir un monopolio. Todo el mundo se llena la boca con la famosa libertad de expresión y la "pluralidad de voces", pero no veo que haya muchas ganas de estimular la diversidad en ninguno de los dos lados del debate.
Cumplo más de 35 años ininterrumpidos de profesión (empecé en Pelo en el 74 con un reportaje a Porsuigieco) siempre independiente, auto financiado, incluso sin relación de dependencia. No me siento un "trabajador de la cultura" ni un practicante de "la Profesión", me siento un tipo que escribe, es curioso y que, como decía alguien (creo que Hesse), "he venido a cantar una canción y amar al mundo".
Como buen argentino, me tocó vivir y trabajar en medio de todo tipo de dueños de la verdad, muchos de ellos violentos, desde la triple A y Montoneros a Videla y sus muchachos. y como nos enseñó Charly, aprendí a esquivarlos hablando aparentemente de "otra cosa" y no del enfrentamiento cotidiano y de visión corta que genera esta clase de gente.
En el 69 tuve una discusión en el Bar Moderno con mi mejor amigo, Manolo Belloni, sobre la violencia política y la obediencia ciega. Eramos muy jóvenes, 22 años, y estabamos seguros de que el mundo iba a cambiar en los próximos diez minutos. Pero teníamos visiones muy distintas de cómo producir ese cambio. El me anunció : "No me vas a ver más, porque voy a entrar en la clandestinidad, acá hay que tomar el poder por las armas" Yo le dije: "¿Cómo vas a matar o morir siguiendo ordenes de gente que no conocés bien, por un ideal lejano? ¿Y si te equivocás? ¿Si matas a gente inocente?¿Si los que te mandan al muere son unos mentirosos o tienen un plan delirante?"
El criticó mi visión del cambio pacifico y hippie a través del abandono de la rueda del consumo y la creación de una sociedad alternativa. Me dijo que el rock no era más que un entretenimiento creado por el capitalismo para distraer a las masas, etc. En muchos sentidos tenía razón. Y yo también. Me acuerdo que le dije una frase de Ginsberg: "Profetizar sin la muerte como consecuencia" porque me pareció lo central en la discusión. Y el autoritarismo. Él quería tomar el poder y ejercerlo sin piedad y yo quería disolver los poderes. En fin.
Al poco tiempo me fui a Europa durante varios años, y cuando volví me enteré de que lo habían asesinado, en un estúpido "enfrentamiento" cuyos detalles leí en la biografía de su madre, Lili Massaferro.
Traigo todo esto a colación porque algunas discusiones de hoy y algunos profetas me hacen acordar a Manolo y su visión cerrada de cómo tienen que ser las cosas y quién está del buen lado y quién no. Hace años que no me atrevo a contar esta historia por respeto a su hermana Liliana y a su viuda Nina. Y por respeto a tantos otros que fueron cruelmente torturados y asesinados. Para mí removerlo también es muy duro.
Pero quiero contarla para contribuir a que nunca más caigamos en esta trampa del enfrentamiento ciego. Hemos perdido demasiada gente valiosa, muchos de ellos maestros de periodismo, que recordamos en esta fecha.
Yo aprovecho para festejar haber encontrado una "profesión" que me permitió explorar el mundo, conocer gente maravillosa (Atahualpa, Borges, Gismonti, Piazzolla, etc) y decir lo que pienso sin pedirle permiso a ningún jefe.
Post Data: Creo que la Ley de Medios es una muy buena idea, que ha sido elaborada con la participación de las bases en muchisimas comisiones en todo el país, y que ojalá no sea un mero instrumento de política menor, sólo para destruir un monopolio. Todo el mundo se llena la boca con la famosa libertad de expresión y la "pluralidad de voces", pero no veo que haya muchas ganas de estimular la diversidad en ninguno de los dos lados del debate.
lunes, 7 de junio de 2010
Nuclear, no gracias
Estoy cansado de escribir sobre las cagadas que se manda el gobierno progresista de los Kirchner. Me gustaría no tener nada que me ponga de la nuca y me obligue a reaccionar. Como tantos, tiendo a pensar que bueno, son mejores que sus enemigos, que son totalmente impresentables. Salvo Binner, Sabatella o Pino, la clase politica opositora es de terror. No solo porque son de "derecha" sino porque la corteza de miras y las peleas internas son peores que las de la farandula y Ricardo Fort.
Pero bueno, tengo que decir algo, no puede pasar todo tan livianamente. El gobierno progresista (ni siquiera pongo comillas ante esta palabra que ya no significa nada, como "revolución") de los K me hizo saltar y publicar notas sobre el abandono de los indigenas, sobre la minería contaminante asociada al poder, sobre el veto de la ley de los glaciares, sobre la construcción de un monopolio mediatico oficialista para oponerle al monopolio mediatico opositor, etc.
Y ahora se les ocurrió anunciar la construcción de un submarino nuclear y una nueva usina!
En un país en el que no se puede viajar en tren y crecen las construcciónes ilegales en las "villas de eterna emergencia", en el que los tobas mueren como moscas de tuberculosis o chagas, vamos a ponernos a la altura del primer mundo con un submarino atómico! Solo falta decir que viajaremos a la estratosfera con él!
No vamos a entrar en detalles sobre los problemas de la energía nuclear (ya hemos combatido el supositorio nuclear de Gastre y al verso energético durante años, todo el mundo sabe que nadie sabe qué hacer con los desechos, aunque seguro que hay alguno pensando en depositarlos en territorio indigena, en piletas con el arsenico que produce la extracción de oro de los buenos muchachos de la Barrick y otros) Nadie tiene ganas de escuchar de nuevo que la Argentina es uno de los paises con más posibilidades para las energía limpias y locales, haciendo innecesarias las energías sucias y centralizadas como la nuclear y el carbón (que tambien le gusta a Cris).
No he visto a nadie salir a discutir esto. Yo creí que todos estabamos de acuerdo, porque es tan obvio... Pero parece que va a ser necesario juntarse para pegar el grito.
O fundar algun tipo de movimiento que salga de esta mentira de opositores y oficialistas que nos tiene entretenidos, y ponga los verdaderos temas sobre el tapete: hambre, containación, educación, transporte. A lo mejor conseguimos que Nestor done alguno de sus terrenitos fiscales para poner molinos de viento y tribus mapuches, en vez de hoteles veinte estrellas...
¿No ves? Ya me sale la mala leche! ¡Qué amargos debates que supimos conseguir!
Pero bueno, tengo que decir algo, no puede pasar todo tan livianamente. El gobierno progresista (ni siquiera pongo comillas ante esta palabra que ya no significa nada, como "revolución") de los K me hizo saltar y publicar notas sobre el abandono de los indigenas, sobre la minería contaminante asociada al poder, sobre el veto de la ley de los glaciares, sobre la construcción de un monopolio mediatico oficialista para oponerle al monopolio mediatico opositor, etc.
Y ahora se les ocurrió anunciar la construcción de un submarino nuclear y una nueva usina!
En un país en el que no se puede viajar en tren y crecen las construcciónes ilegales en las "villas de eterna emergencia", en el que los tobas mueren como moscas de tuberculosis o chagas, vamos a ponernos a la altura del primer mundo con un submarino atómico! Solo falta decir que viajaremos a la estratosfera con él!
No vamos a entrar en detalles sobre los problemas de la energía nuclear (ya hemos combatido el supositorio nuclear de Gastre y al verso energético durante años, todo el mundo sabe que nadie sabe qué hacer con los desechos, aunque seguro que hay alguno pensando en depositarlos en territorio indigena, en piletas con el arsenico que produce la extracción de oro de los buenos muchachos de la Barrick y otros) Nadie tiene ganas de escuchar de nuevo que la Argentina es uno de los paises con más posibilidades para las energía limpias y locales, haciendo innecesarias las energías sucias y centralizadas como la nuclear y el carbón (que tambien le gusta a Cris).
No he visto a nadie salir a discutir esto. Yo creí que todos estabamos de acuerdo, porque es tan obvio... Pero parece que va a ser necesario juntarse para pegar el grito.
O fundar algun tipo de movimiento que salga de esta mentira de opositores y oficialistas que nos tiene entretenidos, y ponga los verdaderos temas sobre el tapete: hambre, containación, educación, transporte. A lo mejor conseguimos que Nestor done alguno de sus terrenitos fiscales para poner molinos de viento y tribus mapuches, en vez de hoteles veinte estrellas...
¿No ves? Ya me sale la mala leche! ¡Qué amargos debates que supimos conseguir!
jueves, 27 de mayo de 2010
El Bicentenario y el invento de una "Nación"
El Bicentenario y el invento de una “Nación”
Esto lo escribí hace unos días pero no me decidía a subirlo porque me gustó la fiesta del bicentenario, la gente en la calle, el show de Fuerza Bruta. Pero bueno, pasados unos días, aquí va:
Yo no estoy muy convencido de que la división del planeta en países haya servido para algo. En nuestro continente, la división es caprichosa y nosotros somos argentinos pero podríamos pertenecer al Alto Perú. Los uruguayos son casi argentinos, y las Provincias Unidas del Rio de la Plata sonaba bien. El sentimiento de argentinidad es raro, porque es abstracto, pero el sentimiento de pertenecer a un lugar, a un tipo de gente, a una forma de hablar, crece con uno. Pero también está el mundial, y la camiseta. La gente es capaz de matar por la camiseta, que no es muy diferente de la escarapela.
Y durante el bicentenario, ¿Porqué un descendiente de italianos y franceses, como yo, o de polacos y alemanes o lo que sea, como vos, se puede sentir más argentino que un wichi o un toba, alguien cuya familia lleva aquí miles de años? La mía lleva aquí no más de ciento cincuenta años. La de tantos ultranacionalistas que pululan hoy no lleva más de trescientos. Los grandes apellidos patrios eran, en su mayoría, hijos de españoles (todos eran españoles, pero nacidos allá, digo). Llevaban diez minutos aquí. Y es esa la generación que masacró a los primitivos habitantes, y en el proceso, inventó “La Nación”. Toda nación es un invento hecho sobre la sangre de los que estaban allí. Los seres humanos vinieron caminando desde África, peleándose por los valles más fértiles, los ríos y las alturas, hace decenas de miles de años. Hace unos pocos siglos llegaron las carabelas (¿o eran calaveras?). Pero tanto los que estaban como los que llegaron a someterlos descendían del mismo grupito de africanos originales, que se pusieron de pie en el valle del Rift, hoy Kenia. (Cuando estuve allí, recorriendo tribus que practican agricultura orgánica, pensé: “Estos tipos sí que son de acá”.) Así que todos somos parientes, nos guste o no.
Los aborígenes, a pesar de la marcha oficialista, siguen marginados, sus tierras contaminadas por la minería a cielo abierto, sus familias diezmadas por el Chagas y la tuberculosis, hoy, en democracia. Esos “cabecitas negras” son la esencia de esta tierra, de la “argentinidad”, en realidad sus verdaderos dueños, si es que hay dueños, porque me parece más certero decir, como aquel cacique piel roja, “la tierra no pertenece al hombre, es el hombre el que pertenece a la tierra. El hombre no ha tejido la red de la vida, es sólo una hebra de ella. Y todo lo que le haga a la tierra se lo hará a sí mismo.”
Lennon la tuvo clara cuando dijo, en esa canción que es una perfecta declaración política, aunque nos haya cansado con la melosa repetición de los que no toman en serio la letra: “Imagináte que no hay países ni religiones, nada por lo que matar o morir.” En aquel tiempo nos parecía que íbamos hacia esa comprensión. Cantilo también la cantó en otra canción melosa: “Más allá de países y fronteras, en una compartida dimensión…”
Más cerca, y menos meloso, Caetano dijo: “Mi lengua es mi patria, pero yo no tengo patria, tengo matria, y quiero fratria” Estoy de acuerdo.
Esto lo escribí hace unos días pero no me decidía a subirlo porque me gustó la fiesta del bicentenario, la gente en la calle, el show de Fuerza Bruta. Pero bueno, pasados unos días, aquí va:
Yo no estoy muy convencido de que la división del planeta en países haya servido para algo. En nuestro continente, la división es caprichosa y nosotros somos argentinos pero podríamos pertenecer al Alto Perú. Los uruguayos son casi argentinos, y las Provincias Unidas del Rio de la Plata sonaba bien. El sentimiento de argentinidad es raro, porque es abstracto, pero el sentimiento de pertenecer a un lugar, a un tipo de gente, a una forma de hablar, crece con uno. Pero también está el mundial, y la camiseta. La gente es capaz de matar por la camiseta, que no es muy diferente de la escarapela.
Y durante el bicentenario, ¿Porqué un descendiente de italianos y franceses, como yo, o de polacos y alemanes o lo que sea, como vos, se puede sentir más argentino que un wichi o un toba, alguien cuya familia lleva aquí miles de años? La mía lleva aquí no más de ciento cincuenta años. La de tantos ultranacionalistas que pululan hoy no lleva más de trescientos. Los grandes apellidos patrios eran, en su mayoría, hijos de españoles (todos eran españoles, pero nacidos allá, digo). Llevaban diez minutos aquí. Y es esa la generación que masacró a los primitivos habitantes, y en el proceso, inventó “La Nación”. Toda nación es un invento hecho sobre la sangre de los que estaban allí. Los seres humanos vinieron caminando desde África, peleándose por los valles más fértiles, los ríos y las alturas, hace decenas de miles de años. Hace unos pocos siglos llegaron las carabelas (¿o eran calaveras?). Pero tanto los que estaban como los que llegaron a someterlos descendían del mismo grupito de africanos originales, que se pusieron de pie en el valle del Rift, hoy Kenia. (Cuando estuve allí, recorriendo tribus que practican agricultura orgánica, pensé: “Estos tipos sí que son de acá”.) Así que todos somos parientes, nos guste o no.
Los aborígenes, a pesar de la marcha oficialista, siguen marginados, sus tierras contaminadas por la minería a cielo abierto, sus familias diezmadas por el Chagas y la tuberculosis, hoy, en democracia. Esos “cabecitas negras” son la esencia de esta tierra, de la “argentinidad”, en realidad sus verdaderos dueños, si es que hay dueños, porque me parece más certero decir, como aquel cacique piel roja, “la tierra no pertenece al hombre, es el hombre el que pertenece a la tierra. El hombre no ha tejido la red de la vida, es sólo una hebra de ella. Y todo lo que le haga a la tierra se lo hará a sí mismo.”
Lennon la tuvo clara cuando dijo, en esa canción que es una perfecta declaración política, aunque nos haya cansado con la melosa repetición de los que no toman en serio la letra: “Imagináte que no hay países ni religiones, nada por lo que matar o morir.” En aquel tiempo nos parecía que íbamos hacia esa comprensión. Cantilo también la cantó en otra canción melosa: “Más allá de países y fronteras, en una compartida dimensión…”
Más cerca, y menos meloso, Caetano dijo: “Mi lengua es mi patria, pero yo no tengo patria, tengo matria, y quiero fratria” Estoy de acuerdo.
lunes, 10 de mayo de 2010
Misterios del Planeta
VIVO EN EL UNIVERSO
No hay duda de que vivo en el Universo. No hay límite entre el aire que me rodea y el espacio vacio que contiene a las galaxias. Cada célula de mi cuerpo y mi cerebro se formó con materia que viene viajando desde el Big Bang atravesando mares estelares para llegar aquí. Y tarde o temprano todo lo que forma esto que llamamos Pipo se integrará de nuevo a los mares estelares y terminará quien sabe donde en la inmensa noche iluminada del cosmos. No soy más que una parada pasajera del océano de energía y materia: pronto sonará la campana y el tren volverá a su viaje infinito, un viaje del cual todos somos parte.
Vos y yo estamos compuestos por la misma combinación de átomos, con algunas leves diferencias, apenas, para justificar que vos, por un periodo de menos de cien años, te llames distinto y tengas tu cara especial y tus caprichos personales.
Vos y yo vivimos en el universo, y tal vez haya otros en otro lado. Hace unos días, uno de los personajes más interesantes que andan sobre el planeta, el astrofísico Stephen Hawking, el científico paralizado en una silla de ruedas que tiene una vida más intensa que la mayoría de sus congéneres a quienes todo le funciona bien, ese que aquejado de una esclerosis que le impide mover su cuerpo, está volando más lejos que nadie, de vez en cuando se larga con alguna declaración (habla a través de una computadora), dice algunas frases que causan revuelo. Esta vez dijo que en este interminable universo, en el que hay millones de galaxias que contienen millones de sistemas solares cada una, puede haber lugares en los que alguna forma de vida se haya desarrollado, como nosotros evolucionamos en el ambiente contenedor y favorable del planeta Tierra a partir de los mismos elementos que están esparcidos por el cosmos. Yo estoy de acuerdo. Creo como él que la vida humana es una anécdota en el inconmensurable vacio, y que es bueno que así sea. Está bueno saber que pertenecemos a algo más grande, y que nuestro pequeño ego no vale mucho en el gran panorama. Y que tal vez seamos sólo una de las incontables vidas que existen allá afuera.
Ya sabemos más allá de toda discusión que los humanos evolucionamos a partir de los materiales que nos rodean en este Jardín del Edén que habitamos (y destruimos). No somos nada especial, sólo una combinación muy eficiente de células que produjo una máquina neuronal de increíble sofisticación, que nos ha permitido construir aviones y bombas atómicas, inventar religiones y teorías sociales, escribir poemas, cantar rock and roll o jugar al fútbol.. El placer sexual, la admiración de la belleza, el éxtasis mistico o psicodélico, todos nuestras maravillas son producto de las mismas neuronas evolucionadas a partir de los mismos pocos elementos que ya estaban allí, desde el Big Bang.
Y puede haber otras evoluciones allá lejos, afuera de la cascarita de atmósfera que nos protege y permite la vida aquí. Vaya uno a saber cómo serán, si es que los hay. Yo le escapo a las teorías conspirativas que dice que los gobiernos ocultan información sobre los extraterrestres: me parecen aburridas y distractivas. Nos sacan del aquí y ahora. Si hay algo o alguien, ya los veremos. Mientras tanto, no me voy a enrollar con teorías indemostrables, siempre hay alguno que cree que sabe más y quiere darse importancia con los secretos que la NASA oculta pero él sabe. El día que aparezcan, veremos. Hawking dice que va a pasar como cuando Colon descubrió América, que no fue nada bueno para los nativos del continente. La civilización más poderosa siempre arrasa con la más débil y se lleva los recursos. Probablemente Hawking vio la película Avatar, donde tampoco les va bien a los nativos. Pero de todas maneras, veremos cuando el día llegue.
Mientras tanto, me apasiona más pensar (tomar conciencia de) que vivo en el universo. Que, como dice una excelente nota del diario Crítica “las imágenes que envía el telescopio espacial Hubble nos recuerdan que no pertenecemos únicamente a un club de fútbol, a un barrio, a una ciudad, a un país, incluso a un planeta. La humanidad pertenece a una instancia aún mayor: juega en una cancha más amplia y muchas veces olvidada conocida como “universo”.”
Cuando, el 21 de septiembre de 1967, yo andaba entre los melenudos de plaza San Martín (Miguel Abuelo, Pappo, Tanguito, el colorado Rabey, Pomo, etc) con un pin hecho a mano que decía “Vivo en el Universo”, intuía vagamente estas cosas. Quería decir que en mi mundo no existen fronteras, que somos lo mismo, que hay - como dice Hamlet- mucho más que lo que sueña nuestra sabiduría, mucho más que lo que controlan nuestros pequeños egos. También quería decir (y lo decía) que hay mucho en mí que funciona sólo, regido por leyes que ningún humano puso en marcha, leyes que la física, la medicina y la química tratan de desentrañar. “Mirá mi mano”, le dije una vez a Sonia, La Princesa Dorada. “¿Qué es lo que construye esta maravilla y la hace funcionar?”. Hoy entiendo -si es que realmente entiendo- que mi mano forma parte del mismo misterio que el Big Bang. Que nosotros estamos jugando en nuestro pequeño corralito en una margen de una galaxia entre millones, mientras alrededor se crean y destruyen sistemas solares, aparecen agujeros negros…Estamos aquí, románticamente mirando la luz de estrellas que han muerto hace mucho, poniéndole s nombres y jugando a comprender, jugando a ser poderosos, jugando a lanzar naves espaciales para dominar y someter el espacio como hicimos, torpemente, con nuestro diminuto planeta. Mientras tanto, el Hubble fotografía –vean las páginas hubblesite.org o lanasa.net- los dramas y las danzas interestelares en un universo en permanente ebullición, compuesto en su 75% por “materia oscura” que no podemos ver, de la misma manera que nuestro cuerpo está compuesto de protones y neutrones que no podemos controlar. Estamos en un mundo desconocido, mirando y aprendiendo como niños pequeños, agarrados al oso de peluche de nuestras creencias y pequeñas vidas.
Esto es lo que somos, acá es donde estamos. No hay más que eso. Increíble milagro.
VIVO EN EL UNIVERSO
No hay duda de que vivo en el Universo. No hay límite entre el aire que me rodea y el espacio vacio que contiene a las galaxias. Cada célula de mi cuerpo y mi cerebro se formó con materia que viene viajando desde el Big Bang atravesando mares estelares para llegar aquí. Y tarde o temprano todo lo que forma esto que llamamos Pipo se integrará de nuevo a los mares estelares y terminará quien sabe donde en la inmensa noche iluminada del cosmos. No soy más que una parada pasajera del océano de energía y materia: pronto sonará la campana y el tren volverá a su viaje infinito, un viaje del cual todos somos parte.
Vos y yo estamos compuestos por la misma combinación de átomos, con algunas leves diferencias, apenas, para justificar que vos, por un periodo de menos de cien años, te llames distinto y tengas tu cara especial y tus caprichos personales.
Vos y yo vivimos en el universo, y tal vez haya otros en otro lado. Hace unos días, uno de los personajes más interesantes que andan sobre el planeta, el astrofísico Stephen Hawking, el científico paralizado en una silla de ruedas que tiene una vida más intensa que la mayoría de sus congéneres a quienes todo le funciona bien, ese que aquejado de una esclerosis que le impide mover su cuerpo, está volando más lejos que nadie, de vez en cuando se larga con alguna declaración (habla a través de una computadora), dice algunas frases que causan revuelo. Esta vez dijo que en este interminable universo, en el que hay millones de galaxias que contienen millones de sistemas solares cada una, puede haber lugares en los que alguna forma de vida se haya desarrollado, como nosotros evolucionamos en el ambiente contenedor y favorable del planeta Tierra a partir de los mismos elementos que están esparcidos por el cosmos. Yo estoy de acuerdo. Creo como él que la vida humana es una anécdota en el inconmensurable vacio, y que es bueno que así sea. Está bueno saber que pertenecemos a algo más grande, y que nuestro pequeño ego no vale mucho en el gran panorama. Y que tal vez seamos sólo una de las incontables vidas que existen allá afuera.
Ya sabemos más allá de toda discusión que los humanos evolucionamos a partir de los materiales que nos rodean en este Jardín del Edén que habitamos (y destruimos). No somos nada especial, sólo una combinación muy eficiente de células que produjo una máquina neuronal de increíble sofisticación, que nos ha permitido construir aviones y bombas atómicas, inventar religiones y teorías sociales, escribir poemas, cantar rock and roll o jugar al fútbol.. El placer sexual, la admiración de la belleza, el éxtasis mistico o psicodélico, todos nuestras maravillas son producto de las mismas neuronas evolucionadas a partir de los mismos pocos elementos que ya estaban allí, desde el Big Bang.
Y puede haber otras evoluciones allá lejos, afuera de la cascarita de atmósfera que nos protege y permite la vida aquí. Vaya uno a saber cómo serán, si es que los hay. Yo le escapo a las teorías conspirativas que dice que los gobiernos ocultan información sobre los extraterrestres: me parecen aburridas y distractivas. Nos sacan del aquí y ahora. Si hay algo o alguien, ya los veremos. Mientras tanto, no me voy a enrollar con teorías indemostrables, siempre hay alguno que cree que sabe más y quiere darse importancia con los secretos que la NASA oculta pero él sabe. El día que aparezcan, veremos. Hawking dice que va a pasar como cuando Colon descubrió América, que no fue nada bueno para los nativos del continente. La civilización más poderosa siempre arrasa con la más débil y se lleva los recursos. Probablemente Hawking vio la película Avatar, donde tampoco les va bien a los nativos. Pero de todas maneras, veremos cuando el día llegue.
Mientras tanto, me apasiona más pensar (tomar conciencia de) que vivo en el universo. Que, como dice una excelente nota del diario Crítica “las imágenes que envía el telescopio espacial Hubble nos recuerdan que no pertenecemos únicamente a un club de fútbol, a un barrio, a una ciudad, a un país, incluso a un planeta. La humanidad pertenece a una instancia aún mayor: juega en una cancha más amplia y muchas veces olvidada conocida como “universo”.”
Cuando, el 21 de septiembre de 1967, yo andaba entre los melenudos de plaza San Martín (Miguel Abuelo, Pappo, Tanguito, el colorado Rabey, Pomo, etc) con un pin hecho a mano que decía “Vivo en el Universo”, intuía vagamente estas cosas. Quería decir que en mi mundo no existen fronteras, que somos lo mismo, que hay - como dice Hamlet- mucho más que lo que sueña nuestra sabiduría, mucho más que lo que controlan nuestros pequeños egos. También quería decir (y lo decía) que hay mucho en mí que funciona sólo, regido por leyes que ningún humano puso en marcha, leyes que la física, la medicina y la química tratan de desentrañar. “Mirá mi mano”, le dije una vez a Sonia, La Princesa Dorada. “¿Qué es lo que construye esta maravilla y la hace funcionar?”. Hoy entiendo -si es que realmente entiendo- que mi mano forma parte del mismo misterio que el Big Bang. Que nosotros estamos jugando en nuestro pequeño corralito en una margen de una galaxia entre millones, mientras alrededor se crean y destruyen sistemas solares, aparecen agujeros negros…Estamos aquí, románticamente mirando la luz de estrellas que han muerto hace mucho, poniéndole s nombres y jugando a comprender, jugando a ser poderosos, jugando a lanzar naves espaciales para dominar y someter el espacio como hicimos, torpemente, con nuestro diminuto planeta. Mientras tanto, el Hubble fotografía –vean las páginas hubblesite.org o lanasa.net- los dramas y las danzas interestelares en un universo en permanente ebullición, compuesto en su 75% por “materia oscura” que no podemos ver, de la misma manera que nuestro cuerpo está compuesto de protones y neutrones que no podemos controlar. Estamos en un mundo desconocido, mirando y aprendiendo como niños pequeños, agarrados al oso de peluche de nuestras creencias y pequeñas vidas.
Esto es lo que somos, acá es donde estamos. No hay más que eso. Increíble milagro.
Los pájaros en los árboles al lado de las vías
cerca de la estación Lisandro de la Torre
Enloquecido voy
Por estas calle persiguiendo el sol
Ardiéndome los pies, las manos
De tocar la lluvia
En cada esquina vuelvo a comenzar
Vuelvo a jugar mis cartas
y el azar me dice
Qué rumbo hay que tomar
Dueño de mí
Quemé mis naves al partir
No tengo propiedad en qué pensar
Puedo reir, puedo esperar
Sin descansar
Adonde quiero ir puedo llegar
Puedo dormir bajo mil cielos más
Sin ansiedad
Y estoy aquí
Y no tengo secretos que esconder
Soy sólo este presente que está vivo
Y nadie puede destruir
Sólo correr
En la ciudad no hay dónde dormir
Debo vagar hasta el amanecer
Hasta que el sol me haga revivir
Huir de aquí
Salir de la ciudad ahogada en humo
hacia las playas sin fronteras
donde mi cuerpo pueda al fin volar
Lejos de aquí
Donde mis pies toquen la tierra
Y los gritos de la gente que trabaja
No ahoguen este canto
Ir rumbo al sol
Y que mi piel se ponga negra
Y sienta el baile de los pastos
Y la lluvia que me envuelve silenciosa
cerca de la estación Lisandro de la Torre
Enloquecido voy
Por estas calle persiguiendo el sol
Ardiéndome los pies, las manos
De tocar la lluvia
En cada esquina vuelvo a comenzar
Vuelvo a jugar mis cartas
y el azar me dice
Qué rumbo hay que tomar
Dueño de mí
Quemé mis naves al partir
No tengo propiedad en qué pensar
Puedo reir, puedo esperar
Sin descansar
Adonde quiero ir puedo llegar
Puedo dormir bajo mil cielos más
Sin ansiedad
Y estoy aquí
Y no tengo secretos que esconder
Soy sólo este presente que está vivo
Y nadie puede destruir
Sólo correr
En la ciudad no hay dónde dormir
Debo vagar hasta el amanecer
Hasta que el sol me haga revivir
Huir de aquí
Salir de la ciudad ahogada en humo
hacia las playas sin fronteras
donde mi cuerpo pueda al fin volar
Lejos de aquí
Donde mis pies toquen la tierra
Y los gritos de la gente que trabaja
No ahoguen este canto
Ir rumbo al sol
Y que mi piel se ponga negra
Y sienta el baile de los pastos
Y la lluvia que me envuelve silenciosa
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