martes, 24 de mayo de 2011

FELICES 70, BOB!!!

Lo que Dylan me dijo al oido en el 65/66, tuve que vivir todo este tiempo para corroborarlo.


Dylan ha sido el padre de todos nosostros. Inspiró a Morís en la pensión del bajo para componer “El Abuelito” que después se llamaría “Escuchame entre el ruido” en el 66.
Poco después yo le traducía y adaptaba las letras de Dylan a Tanguito, que no tenía discos y había escuchado poco y nada de sus canciones, pero sabía lo necesario. “Johnny está en el sótano preparando la medicina y yo estoy en la calle…” Y Tanguito le improvisaba el final “estoy en la calle protestando,” –hacia un silencio- “protestando contra usted…” Los cambios me escandalizaban porque Dylan jamás hubiera dicho “protestando”, pero era la verdad, estabamos en la calle, y estabamios protestando. Y despues comprendi que de eso se trataba Bob, de lo que sucede en este momento, de la verdad en crudo. Aquella era la versión de Subterranean Homesick Blues, el primer rap dylaniano ametrallado en una guitarra destruida, deletreado a la criolla por un vagabundo incurable en una reprimida y asustada ciudad del sur.
Dylan estaba “allá”, en el pais de la libertad, luchando sus propias luchas. Estaba allá, con apenas 24 años, dando permiso para ser real. Lennon ya lo había dicho: “Dylan nos mostró el camino”.
“It´s all right ma” nos había atravesado a todos con su catarata de verdades y ya no había vuelta atrás. Después de que entendiste Dylan, no hay vuelta atrás.
En el país de la gomina y el pantalón planchado, bajo la mirada adusta de “la morsa” Onganía, Dylan nos había llevado hasta el otro lado del espejo.
Yo tardé cuarenta años en profundizar las canciones, pero al mismo tiempo todos las entendimos completamente en ese mismo instante. Eran frases vocalizadas (o mejor dicho disparadas) en una tarde, en discos grabados en pocas horas (Su primer disco costó 400 dolares de gastos de grabación y se hizo en seis horas) Sus discos posteriores, algunos de los cuales son considerados los más importantes de la historia del rock (Bringing it all back home, Highway 61 Revisisted, etc), fueron grabados en una o dos tomas sin sobre-grabaciones ni trucos, con la banda tocando en vivo en el estudio. Hace poco, en referencia a su técnica de grabación en tiempos de hipertecnología, dijo burlonamente: “En mis últimos discos yo quería lograr algo que atravesara la tecnología y saliera del otro lado antes de que la tecnología se diera cuenta”.
Ese fue el Dylan que nos impactó en el 66 y ese sigue siendo el Dylan que vamos a ver en Velez…Con esas canciones le cambió la vida a Silvio y le cambió la vida a Serrat, le cambió la vida a León y le cambio la vida a Caetano, le cambio la vida a nuestro Charly y a John y Paul, y a todos los otros que en el mundo han sido, una lista que sería interminable pero incluye a Bono, Lou Reed, Patty Smith, Jagger, Sting y todos los hijos y los nietos del rock hasta hoy y para siempre.

EL PROFETA DESPIERTA
En el colegio Dylan tocaba rock and roll, admiraba a Chuck Berry y Jerry Lee Lewis, usaba jopo. Pero cuando empezó a escuchar a los viejos bluseros y a cantantes de folk como Woody Guthrie, sintió que tenía que cambiar El mismo lo dijo:“‘Tutti frutti’ y ‘Zapatos de gamuza azul’ tienen mucha energía y ritmo poderoso, pero las canciones folk dicen más. Tienen más desesperación, más tristeza, más fe en lo sobrenatural, sentimientos más profundos. La vida esta llena de complejidades, y el rock and roll no las reflejaba cabalmente en esa época.”
Fue así como a los veinte años (1962) a poco de llegar a Nueva York y editar su primer disco de folk, compuso “Soplando en el viento” . La canción se convertiría en el himno del movimiento pacifista contra la guerra de Vietnam y el movimiento de los derechos civiles por la igualdad racial. Al poco tiempo se sintío atrapado por el papel de profeta o portavoz generacional en el que quisieron ponerlo después de sus otros himnos “Dueños de la guerra”y “Los tiempos están cambiando”. Entonces escribió la extaordinaria “My back pages” en la que dice que hoy se siente más joven que ayer, que era más viejo cuando veia el mundo dividido en buenos y malos, cuando “dije mentiras como que la vida es blanco o negro, soñé románticamente con mosqueteros, pero me dí cuenta de que me vuelvo mi propio enemigo en el momento en el que empiezo a predicar”. Era un mensaje claro para los militantes políticos de la época. En “Todo lo que realmente quiero hacer” pone al desnudo las trampas en las relaciones humanas, con la esperanza de encontrar una nueva libertad: “No quiero simplificarte, clasificarte, analizarte o categorizarte. No quiero que sientas lo que yo siento, veas como yo o seas como yo. Lo único que quiero es ser tu amigo.”

EN UN MAR EMBRAVECIDO
Jerry García, de los Grateful Dead, dijo una vez: “Para nosotros grabar discos es como construir un barco dentro de una botella, una tarea meticulosa y agotadora. En cambio, tocar en vivo es como tripular un barco real, que puede suceder en una tormenta furiosa o en un día de sol radiante, con viento de popa. Todos los marineros trabajando juntos y dependiendo uno del otro para sobrevivir y brillar”. En el caso de Dylan, Siempre está en alta mar, con las olas rompiendo alrededor, improvisando cambios de rumbo y con un constante arriar e izar velas para aprovechar el viento y barrenar las olas. Así ha grabado sus discos, inventando sobre la marcha, y así han sido sus conciertos por más de cuarenta años
Escuchar esos discos grabados tan sencillamente es como escuchar Jimmy Hendrix en un Winco monoaural: Si estás “copado y colocado” no te perdés nada. Escuchándolo a través de los años, no encontré nada nuevo, pero al mismo tiempo es como si lo que dice tuviera nuevas lecturas, aplicaciones actuales, facetas insólitas. Lo que Dylan me dijo al oido en el 65/66, tuve que vivir todo este tiempo para corroborarlo.

UN MALDITO MENSAJERO
Dylan es un ladrón, un mentiroso, un maldito mensajero que se sale siempre con la suya. Nos ha engañado una y otra vez. Desde que llegó a Nueva York diciendo que venía de vagabundear por el país cantando y trabajando en oficios duros, cuando en realidad acababa de salir de su familia de clase media judia semi-rural. Desde entonces hasta su último disco, Modern Times, en el que roba canciones enteras y las pone a su nombre (“The levee is gonna break” fue escrita por Menphis Minnie en los 20, “Rumbling and tumbling” también viene desde el fondo de la historia del blues, con versiones de, por ejemplo, Muddy Waters). En el mismo disco copia versos completos de un oscuro poeta sureño del siglo XIX, Henry Timrod. Para el que quiera saber más, en algún lugar de internet están las “Dylan annotated lyrics” y la “Dylan pool discussion” que vale la pena chequear. Según el máximo experto en Timrod, “Henry estaría contento de saber que sus versos, usados por Dylan, el más grande poeta del fin del siglo veinte, están en los labios de millones de personas, aunque no sepan que él los escribió originalmente.”
En realidad, Dylan hace y rehace una tradición del folklore del mundo entero, algo que el mismo Atahualpa Yupanqui (otro que inventó su nombre y su historia) reconoció siempre como un hilo invisible que une a los cantantes populares. Pete Seeger, uno de los maestros del joven Dylan, dijo:“Cuando empecé a escuchar a los cantantes de folk y de blues en el Village de Nueva York, me dí cuenta de que todos tomaban las canciones de otros, algunas muy antiguas, y las cambiaban a su gusto. Es un proceso viejo como la música…” Y Dylan hace poco aclaró: “Nunca pensé estar inventando nada. Simplemente tomaba una tradición y trabajaba sobre ella, nada especial…”
Cuando Dylan empezó, durante sus cuatro o cinco primeros años (1963-1968), era como un chamán, como un brujo, que captaba las energías y las transformaba para que todos pudieramos verlas. Según uno de sus compinches de los clubes folk:”En la vieja mitología irlandesa hablan de un ser que cambia de forma y es imposible de agarrar. Ese era Dylan. No era necesario para él ser una persona definitiva, terminada. Estaba poseído y cambiaba constantemente. Articulaba y ponía en palabras lo que el resto de nosotros quería decir y no podía”

PERDIDO EN EL SHOW BUSINESS
A Dylan no le interesa el show business pero está inevitablemente inmerso en el y lo navega como puede. En realidad, desde su accidente de moto a fines de los sesenta, cuando se lo dio por muerto o paralizado, aprovechó para desaparecer de la vista del publico y los medios. Se convirtió en una hosca leyenda. Jamás daba reportajes ni conferencias de prensa, y hoy ni siquiera habla en los conciertos, y apenas mira al público. Los primeros años, hasta el accidente, sus reuniones con los periodistas producian situaciones hilarantes en las que continuamente tomaba el pelo a la gente o confundía a la prensa. Se pueden ver esas burlas mediaticas en dos imperdibles peliculas: “Don´t look back” de Pennebaker, sobre su gira por Gran Bretaña en el 65 o en “No direction home” de Scorsese, sobre su gran salto creativo que cambió la historia de la musica popular. En ambas Dylan aparece perdido –a veces divertido, a veces irritado hasta la histeria- frente a las clasificaciónes y etiquetados absurdos que intenta colgarle el periodismo.
Es uno de los músicos que más plata gana en el mundo, y ha estado en el candelero por décadas, y sin embargo vive en la ruta, pasa la mayor parte del año en su Gira Interminable, viviendo de paso en pequeños hoteles y casas rodantes, tocando en pueblitos a los que no llega nadie, en una vida que parece no aterrizar nunca.
Tiene mansiones y campos en diversas partes de Estados Unidos, pero no va nunca, se la pasa en los estudios o en casas de amigos, y ya se sabe que le gusta componer y tocar la guitarra en los fondos de las casas, entre los yuyos del patio, oyendo los ruidos del barrio. Este es el tipo a quien le contratan las suites presidenciales de los hoteles cinco estrellas, pero llega caminando al estadio y se mete entre la gente como sucedió en Buenos Aires, cuando llegó a River a pie por los parques de Palermo. O cuando, en Ezeiza, tomó el primer taxi que encontró al salir, y el taxista ni se enteró de quién era.
Es el tipo que dijo:“ Yo no me siento especial. Nadie debería poner a otra persona en un pedestal. Eso puede destruir tu inteligencia y llevarte a la ignorancia, a confundirte con respecto al mundo. Entonces una persona deja de ser persona.”
El tipo, a pesar de ser el más grande y el más admirado, siente que tiene que seguir tocando, tocando para la gente porque para eso son sus canciones. Pero ya sin esperar nada, sin pedir nada, sin tratar de aclarar su mensaje o ni siquieta emocionar. Simplemente cantar sus canciones como le surge ese día.

UN CANTANTE “MALO”
Cada día canta distinto, improvisa, deforma. No hay dos recitales de Dylan iguales. Y es porque necesita recrear su repertorio para si mismo, para no aburrirse, para redescubrirlo. Hay días en que canta terriblemente mal, hay días en que canta increiblemente bien. Pero alguien dijo acertadamente que Dylan, tan criticado como vocalista, es un extraordinario cantante (a pesar de –o gracias a- su voz limitada y gangosa, sus desafinaciones, sus olvidos de letra y melodía...). Es grande porque transmite exactamente lo que quiere transmitir en cada ocasión. La prueba: a pesar de todo, nadie prefiere sus canciones cantadas por otro y eso que centenares de “buenos” cantantes lo han intentado, desde Joan Baez en los 60 hasta Brian Ferry en su insoportable disco del año pasado. La única excepción: “All along the watch tower” por Jimmy Hendrix.
Dylan se ha vuelto más gangoso y perezoso para cantar con cada año que pasa, ya casi parece sin ganas de esforzarse por demostrar nada. Y, obviamente, si hay alguien en el planeta que no necesita probar nada a nadie, ese es Bob Dylan. Y sin embargo, en los últimos discos arde en secreto con unas quemantes brasas, un fuego maduro. La oscuridad y densidad de su música asustan.
“Otros artistas se defienden con sus voces o sus estilos, pero mis canciones hablan por si mismas, y todo lo que yo tengo que hacer es expresarlas correctamente, y ellas harán lo que les corresponde”, dijo hace poco, explicando su tabajo, apartado de la gran producción del rock.

NI AQUI, NI ALLÁ, EN NINGÚN LADO
En sus últimos discos, Dylan describe un mundo que se disuelve a su alrededor, y ve su persona misma desintegrarse en la vejez y la cercanía de la muerte. Los críticos, como siempre, discuten sobre si es Dylan el que habla de su depresión o si es un personaje que ha creado. Siempre la misma duda que justifica películas y libros de centenares de páginas: ¿Es Dylan real? Ya se estrenó en el Norte la pelicula “I am not there” que trata de lidiar jusamente con los diversos personajes que es o simula ser Dylan. Actores como Richard Gere, Cate Blanchet y Heath Ledger tratan de pintar las distintas facetas de un tipo inatrapable, que no está aquí ni allá, que no está en ningún lado.
Pero el hombre ha vuelto a decir las cosas como son en toda su crudeza, tanto en su descripción de la decadencia personal (Time out of mind) como de la decadencia del mundo a su alrededor (Modern Times) Como dice Paul Williams en su exhaustiva biografía “Para mí, lo más impactante es la enorme confianza artistica de Dylan como compositor, lider de la banda y cantante. Si es así cuando las cosas se desintegran, yo quiero tomar de lo mismo que él está tomando.”
La condición humana se deshace entre los dedos de quien, según sus propias declaraciones, todavía no aprendió a escribir. “Yo sólo voy camino abajo sintiéndome mal, tratando de llegar al cielo antes de que cierren la puerta.”
“El hombre que hizo para la música popular lo que Einstein hizo para la ciencia” dijo la revista norteamericana Newsweek, asombrada por el regreso de Bob Dylan en los últimos años, con todos sus poderes intactos. Según el New York Times, “En los 60 Dylan le enseñó a los cantantes de folk cómo trascender los temas obvios y repetidos de la tradición, después le enseño a los compositores de rock a pensar un poco mas allá de la próxima chica. Sin querer, como resultado impensado de su búsqueda, creó nuevos géneros musicales que hoy florecen en miles de grupos: folk rock, country rock.” Antes de que, en 1965, Dylan enchufara el folk a la central energética del rock, nada de eso existía. El rock and roll, el folklore, la poesía moderna, el amor, la política, la literatura beat, el blues y el surrealismo estaban separados en compartimentos estancos. Dylan, sin declamaciones musicològicas ni análisis literarios, barajó todos esos elementos y dió de nuevo, cambiando para siempre la cultura contemporánea. Lo hizo sin anunciarlo, componiendo canciones, simplemente. Y es ese Dylan el que esta de vuelta y vamos a ver aquí en una nueva cumbre de su carrera, después de los Grammy´s, el Oscar, las péliculas, las biografias. Un tipo con su guitarra y sus canciones.
Dylan no fue ni nuestro maestro ni nuestro lider. Simplemente fue, y lo es todavía, una persona que crece y aprende en público, que no tiene miedo a cambiar. “Hay que estar siempre atento y no pensar que uno ha llegado al lugar en el que tiene que estar”, dijo hace poco. “Uno simpre está en un estado de flujo, de transformación, y mientras pueda aceptar eso, la pasará bien.”

domingo, 22 de mayo de 2011

EL ROCK: DE LA PERSECUSIÓN A LA ESTAMPILLA

En estos días el correo argentino editó una serie de estampillas de homenaje al rock argentino, con las figuras de Luca Prodan, Miguel Abuelo, Pappo y Tanguito, los muertos más notorios de esta historia, con la ausencia de Federico Moura, justificada porque las estampillas se editan siempre en grupos de cuatro.
Durante la fiesta de presentación, Leo García hizo una extraordinaria interpretación de Tanguito, como si el espiritu de José Iglesias lo hubiera poseido, con un manejo de la voz y la guitarra que recuperó lo mejor de Tango: sus fraseos característicos , su rasguido monótono y penetrante, su embrujo. Para quienes conocimos al homenajeado, era cerrar los ojos y escucharlo cantar de nuevo, hasta con sus titubeos y sus humoradas inolvidables, como si estuvieramos en el arenero de Plaza Francia. Yo pensaba después cuánto Tanguito oculto hay en el nuevo rock, cuanto de su poesía sencilla –hoy la llamarían minimalista- permea a los nuevos poetas y compositores que pululan por los barrios de Buenos Aires, inventando sonidos que van a ser la gran cosa dentro de diez años. Todo el tiempo recojo los mensajes dejados por Tanguito en recitales minúsculos, fiestas en casas semi abandonadas, boliches. Hay un hervor nuevo en la ciudad, y está sembrado de esa inspiración. “Me gusta verte sonreir, me gusta verte llorar, natural…” cantaba Tango. Esa sencillez parecía haberse perdido en la grandilocuencia que muchas veces adopta la música popular, sobre todo cuando se acerca mucho a la gran industria. Pero no, está viva, como está viva, para nuestra sorpresa, la herencia de Miguel Abuelo, el poeta trovador. Hay mucha gente que conoce a Miguel por sus piruetas al frente de los Abuelos de la Nada en los 80, con Calamaro, Melingo, Cachorro López y otros piratas del caribe enarbolando el regreso de la alegría después de los años oscuros de la dictadura. Pero hay otra gente, una secreta tribu que se mueve por las catacumbas de los pequeños boliches y las lecturas de poemas, que recupera el verbo inspirado del “enano maldito”, el duende creador de “Mariposas de madera” – que Spinetta reconoció como el origen de “Muchacha ojos de papel”- y de aquel “Oye niño” que decía “Haz tu cabeza estallar” y que hoy brilla en una versión de Bicicletas. Miguel tiene ahora una legión de poetas jóvenes que lo citan como precedente y ejemplo, por su poesía y por su vida ardiente, retratada al milímetro en la biografía reciente de Juanjo Carmona.
Las estampillas de alguna manera reflejan la aceptación, después de 40 años, del rock como fuerza creativa por parte del establishment oficial, de la misma manera que el establishment comercial terminó de aceptarlo –después de años de huirle a su mala imagen- y hoy ya tenemos festivales con nombre de gaseosa y programas de radio vendiendo todo tipo de cosas usando al rock como vehículo comercial. Después de décadas de ir presos, tener su pelo “cortado a la fuerza por un coiffeur de seccional”, tener los temas prohibidos y los discos censurados, y a pesar de esas dificultades construir un corpus de poesía y música como pocos movimientos en el mundo, con una originalidad extraordinaria pero despreciado por los académicos de la literatura y la musica de su propio país (como lo fue el tango en sus primeras décadas) el rock hoy puede entrar en los salones de la Casa Rosada y codearse con los más sélecto de la burguesía local, tapa de revista Gente incluida. Hoy los rockeros salen con modelos y viajan en limusina, se sientan a almorzar con Mirta y son perseguidos por los paparazzi de la revista Pronto.
¡Qué lejos estaba Luca Prodan de eso, viviendo en un sucucho miserable del Abasto, burlándose de la rubia tarada que hoy nos invade por todos los wines!
Y mejor ni hablar de Tango o Miguel, tocando sus guitarras llenas de rajaduras de la guerra psicodélica en Plaza Francia, componiendo temas que hoy nos hacen temblar. Y al lado de ellos, en el arenero, dormía Pappo, otro poeta simple y profundo que con el tiempo deletrearía temas que todavía marcan el camino del blues en castellano, directo y sencillo, basado en el sentimiento y el ardor por vivir. “Qué nos sucede, después de tanto tiempo, reflexionamos, al mirarnos al espejo” podrían cantar al mirarse en el espejo de las estampillas los rockeros de todos las épocas.
Pero no, es mejor hablar de ciertas cosas, porque aunque me fuercen yo nunca voy a decir que todo tiempo por pasado fue mejor…Hoy hay miles de Pappos y Tangos y Migueles y Luca potenciales en las esquinas de Buenos Aires, sólo falta que se animen a decir los suyo. Y hay muchos que ya lo están haciendo, a su manera.
Y mientras tanto, yo preparo un sobre con una carta a mi hermana que conoció a Tango y a Miguel y a Pappo en los naufragios de mi casa en Palermo, y voy al correo a comprar unas estampillas nuevas que la van a sorprender…

domingo, 1 de mayo de 2011

A evolucionar, mi amor

“Miles de años de evolución, para terminar como un pelele mirando televisión” empezaba una nota que escribí, a principios de los ochenta, para la revista Pan Caliente. Me acordé de la nota porque acaba de publicarse en castellano la autobiografía de Charles Darwin, el tipo que le encontró la vuelta a la evolución de la vida sobre este planeta.
En aquella nota describía el trabajo que se había tomado la evolución para llegar a lo que somos hoy, la raza que supuestamente sintetiza las virtudes de la inteligencia y la habilidad de adaptación.
Tal vez muchos de nosotros no creemos que los últimos años de evolución, -una evolución ha sido más social y técnica que biológica-, estén yendo en una dirección interesante, pero eso es materia para otra discusión. El hecho es que hoy los seres humanos controlamos gran parte del ambiente del planeta, y por lo tanto afectamos enormemente la evolución de los animales –incluyéndonos- y los propios ecosistemas en los cuales estamos insertos junto con los animales y las plantas. Dentro de ese panorama juega un papel importantísimo el cambio climático, producido por la industrialización, que va a torcer definitivamente el curso de las cosas.
Si aceptamos la teoría de la evolución tenemos que aceptar, a esta altura de la película planetaria, nuestra responsabilidad en los cambios que se están produciendo hoy y que tendrán consecuencias enormes en el futuro de la vida en la tierra.
Pero hay mucha gente que no quiere aceptar la teoría de la evolución. Esa gente piensa que los cambios en el planeta están en manos de un agente superior, casi siempre llamado Dios, y eso automáticamente nos libera de la responsabilidad sobre el futuro. Es por eso que el debate sobre la teoría de Darwin nos atañe a todos, en nuestra vida diaria, como nos atañen la contaminación del aire o la falta de agua potable, la destrucción de los bosques o el avance de enfermedades como el cáncer y la diabetes.
Mucho antes de Darwin, teologos como William Paley afirmaban que la existencia de organismos complejos era una prueba de que hay un diseñador cósmico que planea todos los sistemas internos de los seres existentes. Pero Darwin apareció con la teoría de la evolución, que demuestra que esa complejidad es producto de la evolución, de la naturaleza actuando por el método de prueba y error, dejando que aquello que está más adaptado a su ambiente y funciona mejor sobreviva. Con la publicación de “El origen de las especies”, en 1859, el peso de la evidencia que Darwin había reunido pacientemente convenció a los científicos de que la evolución por selección natural explicaba muy bien la complejidad y diversidad de la vida.
Pero ahora hay una campaña organizada por la derecha cristiana en los Estados Unidos para desprestigiar a la teoría de Darwin y volver a enseñar la teoría creacionista. Algunos de estos fundamentalistas bíblicos llegan a decir que el universo tiene sólo 6500 años, que Dios creo todo en seis días, incluyendo a los dinosaurios y a los hombres, y que por lo tanto el hombre no desciende del mono, son especies creadas al mismo tiempo y no emparentadas de ninguna manera. Por supuesto, esta doctrina incluye a Adán y Eva, la caída del paraíso, el diluvio, etc. O sea que nada en el universo tiene más de 6500 años.
Lo grave del asunto es que la mitad de la población norteamericana considera que esto es verdad y la teoría de la evolución es falsa, y estamos hablando de los que votan y deciden en el país más poderoso del mundo. Dentro de esa campaña, se está discutiendo sí en las escuelas debería enseñarse esta doctrina como materia científica, ya que según sus promotores, “tampoco hay pruebas concluyentes de la teoría de Darwin”.
La Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, respondiendo a la polémica que tratan de generar los creacionistas, dijo hace poco que “el diseño inteligente y otras doctrinas que hablan de la intervención sobrenatural en el desarrollo de la vida” no son científicas porque no pueden ser comprobadas experimentalmente y no generan predicciones o proponen nuevas hipótesis propias. Por lo tanto no deben enseñarse como materias científicas en las escuelas. En septiembre de 2005 se hizo pública una declaración de 38 Premios Nóbel que, preocupados por el avance del fundamentalismo, dijeron que “la teoría del diseño inteligente´ no es científica, es indemostrable y no puede ser puesta a prueba como teoría científica porque su conclusión central está basada en la creencia de la intervención de un agente sobrenatural”. El debate llegó a las cortes en algunos estados, y por ahora el Juez John E. Jones dictaminó que no puede enseñarse como ciencia ya que es esencialmente una doctrina religiosa.

CAMBIA, TODO CAMBIA
Ahora sabemos, gracias a la física moderna, que no sólo las especies evolucionan y cambian. Todo está en movimiento. El universo está en expansión y los planetas se crean y se destruyen cotidianamente. En realidad, el universo entero está permanentemente cambiando. Desde los átomos que nos componen hasta las galaxias más lejanas, todo está transformándose e interactuando. Vivimos inmersos en un mar de energía que toma formas y nosotros les ponemos nombres a esas formas (vos, yo, John Lennon, cualquier ser viviente o cosa existente, incluyendo las galaxias). Esas cosas y seres duran un tiempo relativamente corto y vuelven a ser parte del mar de energía para tomar otra forma y, tal vez, recibir otro nombre, si hay un ser humano mirando y nombrando.
Sólo forma y nombre, (Rupa y Nama) eso es la realidad, decían los hindúes, mucho antes de Cristo. Eso es lo que es Maya, la aparente solidez y permanencia de la vida, que es un espejismo. Yo ni siquiera soy hoy el que era ayer, y pronto ni siquiera “seré”. Mi querida personalidad no es más que una olita pasajera lista para volver a disolverse dentro del gran mar de energía y desaparecer en la noche de los eones.
Lo que hay detrás de la resistencia a aceptar la teoría de la evolución y los hallazgos de la ciencia es el miedo a reconocer que la vida es pasajera. Terror a soltar el ego y aceptarse como parte de un proceso mucho mayor que nos contiene a todos. Terror a reconocer que somos parte del tejido del universo, que nuestro cerebro trata laboriosamente de comprender.

martes, 26 de abril de 2011

CARTA A LOS NAÚFRAGOS (HIPPIES) PORTEÑOS Invierno 1968

Seamos indestructibles como las estaciones.
Aparezcamos a iluminar con golpes de amor el escenario gris en que nos han metido.
Y a cada odio respondamos con una mejilla; a cada mueca con una mirada y una caricia.
Y esperemos en silencio el momento de salir y besar a todos, el tiempo en que podamos bailar en la calle bajo el sol.

Sentados, con las piernas cruzadas, mirándonos, dejemos en libertad lo que tenemos y lo que nos pasa, guardando la luz de la primavera en las manos y en los ojos, hilamos la hora de regalar a todos nuestros hermanos la fe en lo que soy yo, es él, sos vos.

Y no aceptemos jamás un círculo cerrado de sordidez; la pérdida de nuestra piel para sentir el viento; no neguemos jamás una presencia que vibra al lado nuestro; no creamos que estamos en otro lugar que en el que estamos tan sencillamente frente a frente.

Y cuando vuelva la primavera, saldremos todos a encontrarnos en el pasto y nuestro fervor no será detenido por ninguna fuerza y toda la gente se pondrá en la ronda y bailará de la mano con nosotros.

Nota otoño 2011: Acabo de encontrar esta carta entre viejos papeles. Recuerdo que era un momento en el que las anfetaminas y el comienzo de la profesionalización de los músicos habían provocado distanciamientos y peleas, había crisis en Los Abuelos de la Nada que me angustiaba mucho, sentía que ya no nos mirábamos a los ojos y estaba naciendo la competencia en un grupo de amigos que se había estimulado mutuamente la creatividad y el afecto.

martes, 12 de abril de 2011

Alimenta tu cabeza

ALICIA EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS HABLA DE LA CONCIENCIA DISTORSIONADA O EXPANDIDA POR SUBSTANCIAS EXTRAÑAS, Y EL ROCK NO HA PERDIDO LA OPORTUNIDAD DE USAR SUS METÁFORAS. Hay muchas fuentes literarias y espirituales que fueron usadas durante el periodo del descubrimiento del LSD y los hongos psicodélicos. Los Beatles citaban a las escrituras hindúes o al Tao Te King en temas como “La Luz Interior” o “Within you and without you”, Donovan cantaba historias zen como “Hay una montaña” o “Happiness runs”, Los Byrds usaban una versión del Eclesiastés bíblico musicalizada por Pete Seeger en 1959 en “Turn Turn Turn”. Otros grupos extraían sus nombres de fuentes literarias, como el caso de The Doors (extraído de Las puertas de la percepción de Aldous Huxley), Soft Machine (de William Burroughs) o los Abuelos de la Nada (de Leopoldo Marechal). “Alicia en el país de las maravillas” y “A través del espejo” fueron siempre una riquísima fuente de metáforas para la generación psicodélica. Tal vez sea la obra más precisamente psicodélica de toda la literatura, ya que sus historias hablan claramente de tomar algo y cambiar la percepción del mundo, y toda la aventura es como un intenso viaje de descubrimiento con infinitas lecturas posibles. . Carroll definitivamente hablaba de drogas en su libro inspirado en el mundo de la niñez. Durante años, antes de los sesenta, casi nadie lo notó, y por eso el libro pudo superar las rígidas censuras de la época victoriana y convertirse en una lectura popular sobre todo para chicos, tanto que hasta Walt Disney hizo una –extraordinaria- versión animada, vagamente basada en los dibujos que acompañaban la edición original. Pero llegaron los sesenta y con ellos la difusión de los experimentos de expansión de conciencia que gente como Albert Hofmann y Aldous Huxley venían realizando desde una década antes… ALIMENTÁ TU CABEZA El naciente Acid Rock de California no tardó ni un segundo en traer a Alicia al primer plano con el poderoso Conejo Blanco, compuesto originalmente por Grace Slick a fines de 1965 para su primer grupo, The Great Society, y convertido en éxito de ventas e himno generacional en 1967 por Jefferson Airplane. Conejo Blanco ponía las cosas muy claras de entrada: “Una píldora te hace más grande, /una píldora te hace pequeñito, /pero las que tu mamá te dá /no te hacen nada. /Y si tomaste alguna clase de hongos /y tu mente anda medio lenta, /preguntale a Alicia, /creo que ella va a saber. /Cuando la lógica /y las proporciones /han caído muertas, /recordá lo que dijo el lirón: /´¡alimenta tu cabeza, /alimentá tu cabeza!´” El viaje de Alicia tiene todos los elementos de una parábola psicodélica: el autoritarismo arbitrario de la Reina que representa al sistema con su ejército de papel, la trampa kafkiana de la vida burguesa (inglesa) que no puede escapar de las conversaciones sin sentido (nonsense) alrededor de la mesa de té, los juegos de palabras que tienen infinitos significados, los retruécanos y trampas del idioma que el Dylan alucinado de Blonde on Blonde llevó al paroxismo en 1966. El gran grupo de la orilla inglesa (¿o debería decir escocesa?) de la oleada psicodélica, Incredible String Band, fundadores del Acid Folk, también hicieron su inspirada parábola utilizando los personajes de Carroll. En su canción “El sombrerero loco” (The Madhatter song) en 1967 pintan el horror de la vida moderna y del habitante urbano sometido a las fuerzas del mercado, “todavía retorciendo su mente /dando sus leprosas visiones /a la miseria de sus venas. /En la arruinada factoría /el alma normal se vuelve insana” por lo que la única solución es, como en un trip, salir del juego de la mente y sentir como se mecen los árboles en el sur. “Si llorás, ya sabes, /podés llenar un lago con tus lagrimas /pero tu dolor no va a desaparecer,/ porque la ciudad te ha secuestrado, /sombrereros locos en la mente:” Pero la salida, dice Incredible, es mirar con tu ojo único (la visión mística, según la tradición hindú) y “danzar sin movimiento /bajo la clara luz”, o sea meditar, salir de la alucinación que la sociedad ha implantado en tu mente y ver el mundo como William Blake: “Cuando las puertas de la percepción se abren veremos el mundo tal cual es: infinito.” SOLO MI SONRISA ME DELATA Yo, ávido lector de Carroll, tuve oportunidad de reflejarlo en “La Princesa Dorada”, único simple oficial de Tanguito. Escrita a fines de 1967, la canción pintaba una visión psicodélica en la que “la Princesa se dá vuelta /como un guante /y sigue sin adentro ni afuera” ya que la vida es un solo flujo que nos atraviesa y estamos todos conectados. Una Alicia alucinada en el Buenos Aires represivo de Onganía, que cuando habla “vos la oís en tu mente”. Esa frase, según los autores del exhaustivo libro “Buenos Aires y el rock” es la primera que asume el voseo como idioma poético para la música moderna. “Vos la oís” en lugar de “tú la oyes”: psicodelia con sabor porteño. Si Sonia, la Princesa Dorada de la canción, bien pudo ser un personaje de Carroll con su “caleidoscopio /de hojas de oro /y lagrimas que ríen” yo asumía tempranamente la visión de la mente expandida por las drogas y la vida fuera de la calesita, ya que, como el gato de Cheshire o como una estatua sonriente de Buda, el despertar a la maravilla del mundo hace que desaparezcamos, que podamos decir: “Yo no estoy aquí /sólo mi sonrisa me delata, /pero yo miro desde todas partes / a la princesa /que sigue sin adentro ni afuera”. Adentro y afuera, ella y yo, todo es uno para los que miran fuera de la chata realidad burguesa, para los que, como decía el pin que repartimos en esos mismos días de primavera del 67 en Plaza San Martín, tratamos de ser conscientes de que “Vivo en el Universo”. SE ACABÓ ESE JUEGO Otra cosa fue, diez años después, la “Alicia en el país”, de Charly García. Compuesta originalmente para una película sobre Alicia de Eduardo Plá ambientada en Buenos Aires y con su versión original cantada por Raúl Porchetto (se encuentra en Internet) terminó convirtiéndose en una Alicia que no vive en el país de las maravillas, sino, como decía la versión original de La Balsa, está “muy sola y triste en este mundo de mierda”. La Alicia de Serú que, utilizando las metáforas de Carroll, descubre que “no tendrás poder, / ni abogados, /ni testigos” en este país que es horroroso, “pero es mío”: Aquí, donde “los inocentes son los culpables, /el trabalenguas trabalenguas y /el asesino te asesina”. Aquí, donde ya no hay Princesa Dorada ni conejo blanco ni oruga que fuma su narguile arriba de un hongo mágico para convertirse en mariposa. Aquí, donde “se acabó ese juego /que te hacía feliz”. Aquí estamos, desde entonces, dando vueltas a la heladera, atrapados en la mesa de té burguesa del Sombrerero loco, viviendo la gran patraña como una pesadilla de Lewis Carrol.

lunes, 4 de octubre de 2010

¿Marina Silva, comienzo de una política verde para Latinoamérica?

Conocí a Marina en una conferencia de producción orgánica en San pablo, hace unos años. Compartimos estrado en una enorme sala llena de gente ansiosa por escucharla, ya que estaba en plena batalla pública con el presidente Lula y el ministro de Agricultura sobre el tema de los transgénicos. Fueron sus últimos días como Ministra de Medio Ambiente. Ya había tratado de frenar los planes de “desarrollar” la Amazonia y ahora estaba intentando que no dieran de baja la ley que –promocionada por Marina y asociaciones ecologistas y de pequeños productores- prohibía el uso de transgénicos en la agricultura.
Marina, que llevaba años luchando por el amazonas –fue la mano derecha del asesinado Chico Mendez y ella misma nació en una familia de recolectores de caucho- y que se había unido tempranamente a las huestes de Lula, estaba ahora enojadísima y frustrada porque Lula había optado por rendirse a Monsanto fascinado por las promesas de alta productividad. Al día siguiente de la conferencia Marina abandonó el gobierno.
La mesa fue muy tensa, porque estaba presente el Ministro de Agricultura pro transgénico, y el Ministro de Agricultura Familiar, que trataba de contemporizar aunque representaba a los agricultores de pequeña escala, a los que la agricultura industrial saca fuera del mercado.
En esa época había en el gabinete de Lula otro miembro del Partido Verde, el Ministro de Cultura, el cantante Gilberto Gil. Porque hasta entonces el Partido Verde, apenas creado pero de gran influencia entre los intelectuales y artistas, apoyaba a Lula y formaba parte de la coalición gobernante.
El partido verde brasilero, mal llamado ecologista -su plataforma no se limita a los temas ambientales y presenta un proyecto de desarrollo social y económico sustentable-, fue fundado por un personaje interesantísimo, Fernando Gabeira. Guerrillero en los sesenta, preso y exiliado durante años en Suecia, que volvió con la democracia para promover la sustentabilidad, la liberación sexual, el matrimonio gay, la legalización de la marihuana y muchos otros temas de vanguardia cultural. Gabeira además escribió sus experiencias en libros divertidos y apasionantes, como “O que e isso, companheiro?” sobre la experiencia guerrillera (que Bruno Barreto llevo al cine) y “O crepúsculo do macho” sobre el machismo de la izquierda y su experiencia personal con los movimientos feministas europeos.
Espero que el asombroso crecimiento electoral de Marina sacuda las almas dormidas de los alternativos argentinos y latinoamericanos, que aviven el seso y despierten, y nos pongamos juntos a imaginar un movimiento político y social que pueda plantear un desarrollo sustentable que reviva las culturas ancestrales y respete la riqueza y la biodiversidad americana, negociando con la oleada “progresista” que recorre América del sur.
Por los glaciares, por el Amazonas, por las culturas indígenas, por la difusión del poder entre la gente común y no dejarlo en manos de líderes supuestamente iluminados que tienden a caer en el autoritarismo, hacen falta muchas Marina Silva, miles de Marina Silva.

jueves, 16 de septiembre de 2010

ESTOY CANSADO. 21 SEPTIEMBRE 1967

Manifiesto repartido el 21 de Septiembre de 1967 en Plaza San Martín.
A pesar de que tengo sólo 20 años de vida sobre este planeta, soy un ser humano cansado.
Estoy cansado de la gente que justifica la matanza de otra gente en nombre de la Libertad, la Democracia, el Socialismo o cualquier otra Gran Palabra.
Estoy cansado de que mi planeta sea abusado por gente que no puede vivir sin matar por las armas o el hambre.
Estoy cansado de los que no se animan a decir lo que piensan o sienten y viven una vida falsa y cobarde.
Estoy cansado de que los jovenes sean educados para matar sin que sepan por qué.
Estoy cansado de la gente que cree que tiene el derecho de decir que otros son inferiores.
Estoy cansado de los que hablan de progreso y no aprenden a amar y comunicarse.
Me tiene podrido una civilizacion que ha hecho que los seres humanos odien a otros seres humanos, ha prohibido a los hombres dormir en cualquier parte de Su Planeta, ha obligado a todos a vivir una vida triste, rutinaria, encerrados en si mismos y en sus casas como en trincheras.
Y me pregunto, a los 20 años, si los adultos que fabricaron esto esperan que les crea o les tenga fe.
Pipo Lernoud