jueves, 25 de agosto de 2011

Una conversación con Borges, 1980

Una conversación con Borges, 1980

Revista Teritorios, Colombia

Reportaje: Pipo Lernoud

Fotos: Uberto Sagramoso

Leído en casi todos los idiomas y nominado varias veces al premio Nóbel. Jorge Luís Borges ocupa un lugar muy destacado en el ámbito de los escritores de habla castellana. Esto no le impide llamarse a si mismo “impostor y charlatán”, continuando así con un viejo juego que ha mantenido durante toda la vida: el de tirar la piedra y esconder la mano. Mientras tantos fervorosos admiradores y detractores lo cubren de nombres altisonantes ante sus explosivas declaraciones que suelen trascender el campo de lo literario para tocar delicados tópicos políticos…

Son las diez de la mañana de un calido día de otoño en Buenos Aires. Rumbo a casa de Jorge Luís Borges, cruzamos por la plaza San Martín. Es en esta plaza donde eventualmente podemos encontrar por las tardes al escritor que pasea, con su paso frágil, como buscando los últimos rayos del sol.

Una empleada un tanto cautelosa abre la puerta del viejo departamento céntrico en cuyo interior sorprendemos a Borges terminando su matinal plato de corn flakes. Después de las excusas y los saludos, iniciamos otra conversación con Borges. A nuestras preguntas, el escritor contesta dejando traslucir, detrás de su voz aparentemente insegura, una profunda lucidez.

En cuanto a desentrañar los misterios del universo puede decirse que poco hay de nuevo. Pero como encuentro placer en esa búsqueda infinita, se que me pasaré la vida buscando soluciones y no las encontraré. Me parece una aventura muy grata.

Usted declaró hace un tiempo que, en ocasión de haber sido condecorado por el general Pinochet, insistió en hablar sobre Pablo Neruda…

Pues si, cuando al cabo de un rato un miembro del comité del agasajo me dio a entender que Neruda era un tema un tanto prohibido yo le dije: “Que pena no haberlo sabido antes, si no hubiera hablado mucho mas…”

¿Piensa ganar el próximo premio Nóbel de literatura?

Eso me tiene absolutamente sin cuidado. Es un premio otorgado claramente bajo influencias de tipo político y yo soy un escritor.

¿Es verdad que no sabia que la Argentina había ganado el campeonato mundial de fútbol?

El fútbol es otro tópico que me tiene sin cuidado. Es un deporte que genera violencia e incentiva nacionalismos extremos y enfermizos.

Con respecto al pasar la vida buscando soluciones, ¿está usted seguro de no poder encontrarlas?

Si, tengo esperanzas de no encontrarlas nunca. Lo que importa es la búsqueda. Cuando uno se encuentra incomodo porque ha perdido u olvidado algo, es porque sospecha que en ese olvido hay una especie de grieta por la que uno va a empezar a olvidarse de todo y se va a desintegrar; y quiere recordarlo todo para asegurarse de que no este cayéndose a pedazos…

“A un ciego le quedan pocas cosas…”

¿Qué piensa encontrar después de la muerte?

Podemos estar tranquilos. Sospecho que, felizmente, no encontraremos nada. Podemos dejar de lado todos esos temores acerca del cielo y el infierno. Seria absurdo creer que Dios esta pensando en mí, como si yo estuviera pensando en una hormiga. Yo no soportaría seguir siendo Borges después de haber sido enterrado, sería una intolerable pesadilla. ¿Por qué insistir tanto con un ser pasajero, condenarlo a cargar con el peso de su propia memoria?

Dios, si existe, ¿no estará interesado en sus criaturas, como usted en los personajes que ha creado?

Yo no estoy interesado en mis personajes. Me olvido de mis libros una vez que están terminados, me interesan solo antes de escribirlos. Si yo fuera Robinson Crusoe estaría en mi isla desierta dedicado a la literatura y a la especulación metafísica. ¿Qué otro destino me queda? A un ciego le quedan pocas cosas y una de ellas es el trabajo, aunque tiene que realizarlo en condiciones bastante adversas. Yo, por ejemplo, cuando concibo un poema o un cuento tengo que esperar a que venga alguien a visitarme para poder dictárselo.

(En este momento aparece la empleada de servicio que retira el plato vacío y deja frente a Borges una gran taza de plástico llena de té con leche. El la toma entre las manos y bebe unos sorbos mientras fija en nosotros esos ojos débiles que, curiosamente, parecen verlo todo.)

Usted ha viajado hace un tiempo a los Estados Unidos, ¿Cómo ven allí la literatura latinoamericana?

La ven de un modo erróneo, piensan que es toda una. Yo insisto: la literatura latinoamericana no existe, por lo menos yo no creo en ella, me siento argentino y no latinoamericano…

¿Cómo encontró a los estudiantes norteamericanos durante las clases que dictó en los Estados Unidos?

Los encontré interesados pero creo que allá el sistema de enseñanza es erróneo. Ante todo hay una lectura obligatoria y la lectura debería ser un placer. Hablar de lectura obligatoria es como hablar de amor obligatorio, respiración obligatoria y latidos de corazón obligatorios. Los estudiantes leen solo lo que los profesores les indican y nada mas, les hacen aprender todas las cosas de memoria.

¿Y como encontró a la juventud en general?

Noté en todos ellos una gran soledad. Viven en un mundo muy burocrático. En Rusia supongo que se impone la esclavitud, pero en Estados Unidos sucede algo peor porque la gente busca esa esclavitud, está cómoda adentro de ella. Ellos lo llaman el “american way of life”; yo no entiendo como un país que fue esplendido en el siglo XIX ahora pueda dar una impresión de vida tan mecánica, tan vacía y tan triste…

Walt Whitman soñó con un pueblo de seres independientes y libres, gozadores del universo. ¿Usted piensa que estos sueños se han cumplido?

No, pienso que no se han cumplido. Ha ocurrido exactamente lo contrario. Yo pienso en esos hombres de genio del siglo XIX, que eran ante todo grandes individuos, yo pienso en Emerson, en Thoreau, Melville, Emily Dickinson. Pienso en ellos perdidos irremediablemente en un mundo mecánico, repetitivo, casi de espejos. Yo no podría vivir mucho tiempo allí. Ese “american way of life” es mas poderoso que los individuos.

¿Y los jóvenes que están buscando una alternativa?

Ellos, dejándose la barba y el pelo largo también están dentro del sistema, la rebelión tiene que ser algo mas inteligente que salir desnudo a la calle. Los que se creen rebeldes también son parte del sistema, del mismo modo que el infierno forma parte del cielo o el demonio es el reverso de Dios…

¿Qué opina de aquellos escritores como Baudelaire o Huxley que inspiraron parte de su obra en las experiencias con drogas alucinógenas?

Yo no creo en eso. Creo que De Quincey, el más ilustre de todos ellos, hubiera hecho igualmente su obra aun sin haber probado el opio. Ningún estimulante puede enriquecernos, solo puede darnos lo que ya tenemos. Nuestras experiencias, por limitadas que sean comparadas con la suma de todas las experiencias posibles, nos darán sólo lo que seamos capaces de encontrar.

(Las manos de Borges tantean la mesa. “¿Hay unas píldoras por aquí?” se las alcanzo, una pequeña y otra grande, ambas blancas. “Esto es una superstición mía, dice riendo, porque las tomo sin saber lo que son. Confío en el medico, pero a lo mejor es tan impostor y charlatán como yo…”)

(Mientras nos trasladamos a la salita contigua, Borges cuenta como, en el sur de Brasil, en Río Grande, le sucedió algo que lo marcó por el resto de su vida: vio matar a un hombre a balazos. Es quizá por eso que muchos de sus cuentos que relatan acciones violentas ocurren en esa zona. Estamos ya en los sillones dispuestos junto a una gran ventana)

“Las mujeres se creen el centro del Universo, pero éste ofrece otras posibilidades…”

¿Cómo relaciona su literatura metafísica con los nuevos conceptos de la ciencia?

Me interesé mucho en esos temas pero no llegué a profundizarlos. Yo soy casi incapaz de desarrollar pensamientos abstractos. Una vez intenté escribir una Nueva Refutación del Tiempo, pero me burlaba de mi trabajo al ponerle el titulo. Si el tiempo no existe no puede haber nada nuevo. Una persona me señaló la incoherencia y yo le dije: “Oh, caramba, fue una distracción mía, perdóneme…”.

He tratado de comprender lo que decían Russell y Einstein sobre los conceptos científicos e incluso he publicado algunos trabajos en revistas populares en torno a la cuarta dimensión y al espacio curvo, pero no tengo derecho a hablar sobre estos temas que van mucho más allá de mí. La gente me atribuye a veces una erudición que no tengo.

Con respecto al concepto de la memoria, que tanto peso parece tener en parte de su obra, los hindúes hablan de un registro “akáshico”, donde están contenidas todas las cosas que son, fueron y serán…

“Si, es la idea de la eternidad. El poeta irlandés Yeats también tenia ese concepto, probablemente tomado de los hindúes, y lo llamaba la gran memoria. Aunque yo creo que el se aferraba a esa idea porque en su vida personal era muy infeliz. Estaba enamorado de una mujer que no lo quería y renunció a muchas otras experiencias amatorias y eróticas pensando que eso no importaba porque el podía recurrir a la memoria “akáshica”. Un gran poeta no puede pasarse la vida pensando en una mujer, eso es algo enfermizo y limitado, se habrá dicho Yeats en su fuero interno. Lo que en realidad sucede es que las mujeres cometen el error de creerse más importantes que el centro del universo, pero el universo ofrece otras posibilidades.

(Borges nos muestra un grabado que cuelga de una pared de la sala y nos cuenta su extraña historia: “Mi bisabuelo acababa de morir cuando llamaron de urgencia al maestro pintor para que quedara un retrato del difunto. Le dijeron al artista de qué color eran sus ojos que ya estaban cerrados, le pusieron el uniforme y éste es el resultado: la viva imagen de un muerto…”)

La última pregunta es la siguiente propuesta: Imagínese a Borges, personaje de sí mismo, que logra regresar de la muerte, ¿Qué nos puede contar sobre ella?

Bueno, justamente en estos últimos tiempos ando viviendo esa aventura, en cuanto termine la historia prometo contársela con lujo de detalles.

1 comentario:

  1. hola pipo, al fin encuentro un lugar donde leerte, fui y soy un lector de "la mano",
    como la extraño!, era mi refugio solitario,
    cada 5 de mes empezaba a preguntar en cada puesto de diario si había salido,
    y cuando la encontraba era como esperar un plato de comida,
    y cuando salió mi carta publicada y me gané el especial de spinetta fue el regalo del año,
    muchas gracias por la revista!
    y aca tambien te voy a seguir,
    saludos!
    jero

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