Conocí a Marina en una conferencia de producción orgánica en San pablo, hace unos años. Compartimos estrado en una enorme sala llena de gente ansiosa por escucharla, ya que estaba en plena batalla pública con el presidente Lula y el ministro de Agricultura sobre el tema de los transgénicos. Fueron sus últimos días como Ministra de Medio Ambiente. Ya había tratado de frenar los planes de “desarrollar” la Amazonia y ahora estaba intentando que no dieran de baja la ley que –promocionada por Marina y asociaciones ecologistas y de pequeños productores- prohibía el uso de transgénicos en la agricultura.
Marina, que llevaba años luchando por el amazonas –fue la mano derecha del asesinado Chico Mendez y ella misma nació en una familia de recolectores de caucho- y que se había unido tempranamente a las huestes de Lula, estaba ahora enojadísima y frustrada porque Lula había optado por rendirse a Monsanto fascinado por las promesas de alta productividad. Al día siguiente de la conferencia Marina abandonó el gobierno.
La mesa fue muy tensa, porque estaba presente el Ministro de Agricultura pro transgénico, y el Ministro de Agricultura Familiar, que trataba de contemporizar aunque representaba a los agricultores de pequeña escala, a los que la agricultura industrial saca fuera del mercado.
En esa época había en el gabinete de Lula otro miembro del Partido Verde, el Ministro de Cultura, el cantante Gilberto Gil. Porque hasta entonces el Partido Verde, apenas creado pero de gran influencia entre los intelectuales y artistas, apoyaba a Lula y formaba parte de la coalición gobernante.
El partido verde brasilero, mal llamado ecologista -su plataforma no se limita a los temas ambientales y presenta un proyecto de desarrollo social y económico sustentable-, fue fundado por un personaje interesantísimo, Fernando Gabeira. Guerrillero en los sesenta, preso y exiliado durante años en Suecia, que volvió con la democracia para promover la sustentabilidad, la liberación sexual, el matrimonio gay, la legalización de la marihuana y muchos otros temas de vanguardia cultural. Gabeira además escribió sus experiencias en libros divertidos y apasionantes, como “O que e isso, companheiro?” sobre la experiencia guerrillera (que Bruno Barreto llevo al cine) y “O crepúsculo do macho” sobre el machismo de la izquierda y su experiencia personal con los movimientos feministas europeos.
Espero que el asombroso crecimiento electoral de Marina sacuda las almas dormidas de los alternativos argentinos y latinoamericanos, que aviven el seso y despierten, y nos pongamos juntos a imaginar un movimiento político y social que pueda plantear un desarrollo sustentable que reviva las culturas ancestrales y respete la riqueza y la biodiversidad americana, negociando con la oleada “progresista” que recorre América del sur.
Por los glaciares, por el Amazonas, por las culturas indígenas, por la difusión del poder entre la gente común y no dejarlo en manos de líderes supuestamente iluminados que tienden a caer en el autoritarismo, hacen falta muchas Marina Silva, miles de Marina Silva.
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Hola Pipo: La rueda de la vida gira y gira y da vueltas y vuelve a su lugar. Marina Silva con del 20 % de los votos evidentemente , para la segunda vuelta , sera la persona que ambas puntas de la eleccion del domingo buscaran "enamorar". Ahora bien, sera un ejercicio interesantisimo ver su desempeño en tal contienda , ya que una prometida y dos novios es algo dificil. No creo, o quizas no soy tan optimista , en pensar que la clase politica o quizas el electorado argentino , tome como ejemplo a esta mujer , que supo ( cosa rara en estos tiempos) respetar sus principios e ideales y mandarse a mudar en vez de transar.Transar: ejercicio cotidiano en nuestro espectro politico. Pero, como siempre ( yo tambien soy uno de esos) creere en la utopia y espero con esperanza el cambio en la clase dirigente y los aspirantes a dirigentes en nuestra tan vapuleada tierra.
ResponderEliminarUn saludo desde Rosario...Catòn
Sí, Pipo, el personaje clave que le dio impulso, impronta ... y programa político al Partido Verde brasilero, desde fines de los '80, creo, fue Gabeira, un fuera de serie sin duda.
ResponderEliminarEl libro que mencionás relata el secuestro del embajador norteamericano en la década del 70, por parte de un grupo guerrillero (que él mismo integraba) que luchaba contra la dictadura militar ... y el capitalismo me parece.
Parece que hace unos años se declaró arrepentido de ese evento.
Si fuese cierto, sería una lástima ... (entre otras cosas, porque los embajadores norteamericanos eran partícipes directos y necesarios de las dictaduras terroristas de Estado, genocidas (del tercer genocidio americano, el postcolonial -los primeros dos fueron el colonial y el neoclonial, Roca y sus amigos entre otros), etnocidas y por consiguiente etnocidas.
"es muy triste negar de dónde vienes, lo importante es a dónde vas ..." (Javier Martínez, No Pibe, ca. 1969)
corrijo un error en el comentario: donde dice:
ResponderEliminar- etnocidas y por consiguiente etnocidas
debe decir
- etnocidas y por consiguiente ecocidas (responsables de ecocidio)
Secuestros, asesinatos políticos, militancia fanática, elites revolucionarias...ya decia en el 67 que me tienen cansado los que justifican la matanza en nombre de las Grandes Palabras, y siguen poniendome los (pocos) pelos de punta los autotitulados Dueños de la Verdad de todas las facciones. Me parece que Gabeira no es el único que se dió cuenta de que la democracia con minúscula, el paciente consenso y -como decía Gandhi- no ver a un humano como enemigo trae más frutos que la confrontación y la violencia. Creo que el Pepe Mujíca, Dilma, Bachelet, y tantos verdes europeos son ejemplo de eso. Y les va bien: baja la pobreza, crece la clase media, hay libertad de prensa...
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